3 Aysel.

AYSEL.

— Te extrañaré demasiado Kasumi. — dije con toda la pena que sentía.

— Vamos Aysel, solo será un fin de semana, y volverás ¿verdad?

— Mmm eso esperó. — respondí nada convencida de mis propias palabras.

— ¿A qué te refieres? — Me pregunto con verdadera curiosidad y yo… Me pierdo mirando a mi amigo, sus ojos rasgados por su descendencia coreana me llaman demasiado la atención, más cuando me pasa su brazo por encima de mis hombros, se sienten tan musculosos, duros y firmes.

— ¿Tú en verdad crees todo lo que te he contado? Lobos, brujas, vampiros y ninfas, ¿no crees que estoy loca? — pregunto una vez más, como lo he hecho en los últimos días. Ya que con él no tengo secretos, Kasumi, es mi mejor amigo, y algún día será mi novio... ¿a quién quiero engañar? eso no sucederá jamás.

— Por supuesto que lo creó, eres lo más importante para mí, siempre creeré todo lo que digas pequeña. — Siempre burlándose de mi estatura, y mirándome con esa hermosa sonrisa, le hago una mueca y contesto.

— Si no dejas de decir eso creeré que estás enamorado de mí, gritare que Kasumi se enamoró de la chica más fea de la universidad. — lo molesto un poco, nunca espere como respuesta más que una sonrisa, pero no fue así.

— No me molestaría.

Rayos, ¡¿qué quiere decir?! Mi corazón late desenfrenado, sé que todos me miran con pena he inclusive asco, gracias a que mi abuela Minerva me hizo un hechizo para que los humanos me vean lo más fea posible y mantuvieran la distancia. 

Todos, menos Kasumi, desde el primer día de universidad él se acercó a mí, y ahora en el último año somos inseparables. A veces me gustaría pensar que él me ama, que ve la belleza dentro de mí, porque sé que si me viera como soy realmente se volvería loco, como todos los hombres.

— Deja de bromear conmigo. — contesto mientras le doy un pequeño golpe en su brazo.

— Bien, si no me quieres escuchar no diré más nada, pero dime ¿a qué le temes?

Mientras caminamos a mi casa, abrazo la cintura de mi mejor amigo y amor imposible, si solo no existieran los seres sobre naturales, o si por lo menos fuera loba y él mi mate, nada nos separaría, ni mi familia. 

Pero mis padres me tienen prohibido salir con algún humano y no entiendo por qué.

— Los ancianos del consejo contactaron a mi abuelo, saben de mi existencia, por lo que debemos ir a una reserva. — mi corazón se oprime, lo único que no quiero hacer es cruzarme con lobos, no quiero tener un mate, yo quiero a Kasumi.

— ¿Es una manada?

— Si.

— ¿Por qué deben ir? — su seriedad me sorprende, porque quiere decir que si me cree.

— Están buscando a alguien, no lo sé muy bien, ya sabes, soy humana, pero aun así llevo sangre de lobo, por lo que debo ir, y tengo miedo por ello.

— Pero ¿a qué le temes? — repite mirándome directo a los ojos.

— A que alguno de ellos me elija, como su mate, si es así no podré volver jamás. — la voz me tiembla de solo pensarlo.

— ¡Eso no pasará! — Kasumi se detiene y me abraza, mi corazón se desbocaba cada vez que él hace eso. — No tienes nada que temer, me escuchas Aysel, si ese fuera el caso yo te buscaría, jamás te dejaré, eres mi mejor amiga, eres muy importante para mí.

— Gracias, tú también eres mi mejor amigo. — AMIGO. Solo eso, amigo, recuérdalo Aysel.

— ¡Aysel! — Genial mi padre me está esperando en la puerta.

— Creo que nos veremos la próxima semana.

— Claro que sí, es una promesa, nos volvemos a ver Aysel, no te preocupes. — Y cuando se acerca a mi oído me dice en un susurró, ya que él sabe que mi padre es un hombre lobo, él lo sabe todo, absolutamente todo de mí.

— Si algo pasa, solo llámame y te encontrare, no importa donde estés. Yo iría al fin del mundo por ti.

¿Por qué?  ¿Por qué se preocupaba tanto por mí?, nunca me ha dicho que me ama, ni nada, pero cuando hace estas cosas... se me hace imposible no sentir algo por él. 

— ¡Aysel! — el grito de mi padre rompe la conexión tan bella que tenía con sus ojos rasgados que tanto adoro.

— ¡Ya voy! — Camino el resto del trayecto sola y entro enfadada.

— No es necesario que me grites, ¡¿por qué me avergüenza delante de Kasumi?!

— ¿Cuántas veces te he dicho que no quiero a ese muchacho cerca tuyo? — primero me hace pasar vergüenza y ¿el enfadado es él?

— Es mi único amigo, ¿qué tiene de malo? — respondo sacando lo único de lobo que tengo, carácter.

— ¡Es un humano!

— Igual que yo papá, ¡igual que yo!

— ¡No, tú no eres humana!

— Si lo soy, una híbrida humana, que envejece y sangra si se lastima, soy un estorbo en sus vidas, y lo lamento ¿sabes?, no solo por ustedes, sino que también por mí, ¡por estar condenada a estar sola!

Dejo a mi padre con cara de torturado y corro a mi cuarto ya que odio que me vean llorar. Pero para mí desgracia mi abuela está esperándome, seguro que vio esta discusión tratando de saber mi futuro. 

— Aysel.

— Abu, solo déjame sola, quiero estar sola. — le digo apenas en un hilo de voz, solo quiero acostarme y llorar porque nunca voy a poder estar con Kasumi.

— No puedo mi niña, sé que sufres, pero es mejor así, necesito que lo entiendas. — se acerca extendiendo sus brazos, como si todavía fuera una niña pequeña.

— ¿Por qué? ¿Por qué estoy condenada a estar sola? — necesito saber porque jamás me dejaron relacionar con nadie de mi especie, ósea humano.

Veo como coloca un hechizo sobre la puerta, y sé que me contara algo que nadie más debe escuchar, por lo que limpio mis lágrimas de inmediato.

— Sé que me arrepentiré de esto, pero ya tienes 21 años, es tiempo de que sepas. — mi abuela se ve muy joven, casi parecemos hermanas, pero su voz es de alguien que ha vivido muchas lunas.

— Bien te escuchó. — Le digo mientras tomo asiento en mi cama y ella hace lo mismo.

— El día que naciste, en el momento que te tomé en mis brazos, vi tu muerte. —Siento como mi sangre se enfría, y quisiera detener a mi abuela Minerva, pero la curiosidad puede más.

— ¿Qué me pasara? — Me mira y sus ojos se nublan, está a punto de llorar, algo que jamás la he visto hacer.

— Morirás por amor, es por eso por lo que tus padres no quieren a ningún chico cerca tuyo.

— Eso no tiene sentido, me llevarán a esa manada para mostrarme cual pedazo de carne con la intención de que tenga un mate, ¿no es así? — El solo hecho de recordarlo me hace enojar, creo que lo único sobre natural que tengo es mi cabello blanco como mi abuela bruja, mi piel pálida como mi abuelo vampiro, belleza como mi abuela ninfa y el carácter del demonio de mi abuelo y padre, hombres lobo.

— Tú muerte era por un humano. — Bien eso explica todo, quizás muera de amor por Kasumi, pero por ser un amor no correspondido, moriré de pena.

—Creo que prefiero quedarme sola.

— No es solo eso, tenemos la esperanza que si tú mate es un Alpha te pueda convertir en inmortal, ya sabes, si te elige, como Luna de su manada.

— Papá puede hacerlo.

— No, tú padre no es un Lobo puro, es un híbrido y tú abuelo ya no es Alpha, además ese don solo lo pueden utilizar con su pareja si es humana.

— No entiendo para que desean que me convierta en inmortal, si soy la Luna de alguna manada no viviremos juntos. — le respondo con pena de solo pensar estar lejos de ellos.

— Pero vivirás tanto como nosotros y podrás visitarnos y nosotros a ti.

— Siempre que mi pareja viva, ¿no es así?  ¿No es eso lo que me dicen? Si él muere yo moriré de tristeza. — que hermoso final, a lo Romeo y Julieta.

— Nosotros siempre cuidaremos de ti, aún si eso implica cuidar a tu Alpha para que nado malo le pase.

— Siempre y cuando lo encuentre, aunque creo que eso es imposible, si tan solo el abuelo Vidar pudiera...

— Tú abuelo Vidar no puede hacer nada, sabes que tan inestable son los vampiros, una vez que muerden no pueden detenerse, aun cuando amen con locura siempre está el margen de error, ¿sabes lo que pasaría si te muerde?

— ¿Quizás no se detenga y me mate? O peor ¿que yo reciba mi inmortalidad como una loca desquiciada y quiera beber la sangre de cuanta persona se me ponga en frente?

— Correcto, ahora es hora de ir a la reserva, ve el lado positivo de todo esto.

— ¿Y cuál sería?

Ella solo sonrió y toco mi frente, supe en ese momento que el hechizo de fealdad fue retirado. Claro, ella necesitaba que muestre mi verdadero rostro. Me pregunto ¿qué pensaría Kasumi si me viera como soy realmente? Aunque si él me amara por mi físico, no sería amor verdadero, ¡ay! A quien quiero engañar, no me importaría, ¡solo quiero a Kasumi!

Llegamos a lo que parece más una cueva que una cabaña, por la Diosa, ¡ni siquiera está limpia!

— La hospitalidad de tu gente deja mucho que desear. — no quiero parecer loca, pero me gusta ver a mi vampiro enojado con sus ojitos rojos, es tan apuesto mi abuelo. Todos los son, parecen unos críos a lo mucho como de 25 años y son tan apuestos.

— No olvides Vidar que yo los abandone.

— Aun así, Fenrir, mira lo que es esto, ¡prefiero dormir en el bosque!

— Dejen de pelear, Xylon ¿me ayudas? — menos mal que Minerva intervino.

Tome asiento y observé maravillada como mis abuelas arreglaban esta pocilga, me encantaría tener magia como Minerva o hacer crecer plantas y manejar los elementos como Xylon. A veces me resulta tan raro decirles abuela, ellas al igual que toda mi familia no aparentan tener más de 25 años y eso que tienen más de 500, menos mis padres, que parecen de mi edad y apenas tienen 200 años.

— Esto es para ti mi pequeña.

— Gracias Abu, pero ya no soy una niña.

— Vamos Aysel, nunca serás tan grande como para no usar una corona de rosas.

Mi mamá tenía razón, después de todo sabía que sin importar cuánto años cumpliera, para ellos siempre sería una niña, ¿que podría significar 21 años? para seres que llevan siglos viviendo y que seguirán existiendo cuando yo muera. Me pregunto cuánto tiempo les llevara superar mi muerte, a veces me siento tan mal con mis padres, es tanto el miedo a perderme que tienen que no quisieron tener más hijos, por miedo a que nacieran humanos, como yo.

— Estamos muy lejos del lugar de la reunión, creo que con el lugar que nos dieron nos están diciendo algo, ¿verdad? — mamá luce molesta, eso no es bueno.

— No comiences Moiras.

— Caos, no permitiré que mi hija salga a esa reunión y que alguno de ello la tome, ¿qué lugar le darán? ¿Será una compañera? ¿Una Luna? O ¡¿solo la utilizaran para procrear?!

— ¡¿Que?!  ¡A qué se refiere mamá! — ¿Qué? ¡piensan que seré una amante o algo por el estilo!

— Tonterías, nadie tomará a mi hija para tener descendencia, ¡ella es una Luna!

— ¿Y si no lo soy papá?, ¡acaso están tan cansados de cargar conmigo que me van a dejar en manos de cualquiera de ellos! — el pánico se apodera de mí.

— ¡¿Pero qué cosas dices?! Mira lo que provocas Moiras....

Aproveché el lío que se armó y salí de ese lugar, estábamos realmente lejos de cualquier otra persona, no había cabañas ni nada cerca, por lo que sé que no corro ningún peligro.

Este lugar era hermoso, sin lugar a duda, a pesar de que era otoño, tenía una belleza única, no se parecía a la ciudad que estoy acostumbrada a ver. El paisaje y el aire puro me ayudó a calmarme.

Me pregunto que estará haciendo Kasumi. Quizás lo mejor sería decirle que me enamore de un humano y que no me importaría morir si se tratara de él, pero ¿y si él no me ama?

Me detuve cuando vi un lago, me gustaría estar aquí con él. De pronto no sé porque, pero me dio la sensación de que no estoy sola, me giro un poco y veo a un hombre joven, tés bronceada, alto, muy alto y bastante musculoso, me está mirando, sus ojos muy abiertos y hay algo en ellos que me ponen nerviosa. No conozco a nadie más que mi familia, así fue durante toda mi vida, solo mi familia y Kasumi, por lo que opto por dar la vuelta he irme de regreso a la cabaña, pero cuando lo hago él comienza a seguirme, mire un par de veces atrás y no podía equivocarme, él me seguía, estaba asustada por lo que aumente el ritmo para terminar por salir corriendo, pero esa no fue mi mejor idea. Escuchaba su trote de tras de mi cada vez más cerca.

— ¡MIA! — Escuche que grito y en un segundo estaba en el piso, con él sobre mí. 

— ¿Que m****a haces? ¡Suéltame! — comencé a moverme como serpiente, para que me liberara.

— Eres mía. — Repitió mientras olía mi cuello, y de pronto además de su respiración caliente sentí algo filoso, ¡sus colmillos!

— Déjame idiota. —No sé de dónde saqué fuerzas, pero lo hice, lo empujé y me levanté furiosa, mi vestido blanco estaba arruinado al igual que la corona de rosas que me hizo mi abuela.

— ¡Mira lo que has hecho idiota! — deje salir el carácter del demonio que tengo.

— ¡¿Cómo me llamaste?!— dijo mostrándome una sonrisa que daba miedo.

— ¡Idiota!  ¿Cómo se te ocurre tirarme al piso? ¡¿Acaso eres un animal?!— Y en cuanto lo dije me arrepentí, claro que era un animal, ¡es un hombre lobo! Estoy en una reserva llena de ellos, ¿cómo pude decir eso? estoy muerta.

— No, no soy un animal... aún, y tú ¿eres una bruja? — Note la cara de asco que ponía y el conflicto en sus ojos se hizo presente.

— No, no soy bruja, soy humana. — explique mientras miraba sus ojos que cambiaban de color permanentemente, estaba peleando con su lobo.

— Pero el color de tu cabello... — dijo confundido.

— Es por mi abuela, ella si es una bruja. –comienzo a explicarle, pero me interrumpe.

— ¡Maldición! ¡¿Eres la nieta de Fenrir?! — como si fuera un insulto serlo, pero que pedazo de m****a.

— ¡Si¡, ¡¿por qué?!— ver el desprecio en su rostro al decir el nombre de mi abuelo me provocaba querer golpearlo.

— ¡Lárgate! Vete de mis tierras, ¡ni tú, ni tú m*****a familia son bienvenidos aquí! — Sentía el calor de mi sangre recorrer mi cuerpo, nunca había estado tan enojada. Y el carácter del demonio que tengo salió a flote en todo su esplendor.

— ¡¿Maldita familia?! Aquí el único maldito eres tú, ¡maldito perro pulguiento! — No sé en qué momento me acerqué a él, solo lo hice y para descargar mi furia le di una bofetada que él desgraciado respondió. ¡él me golpeo!

— ¡Nunca vuelvas a golpearme m*****a hibrida! Porque la próxima vez ¡te arrancare la cabeza! — podía ver que decía la verdad, él podría matarme ahora mismo si así lo quisiera. — ¡Vete! — repitió ya que yo estaba estática en mi lugar del mismo miedo que sentía.

Corrí, corrí tanto como mis piernas lo permitieron. Jamás me habían golpeado, él dijo mía, eres mía, se lo que significa, no quiero que él sea mi mate, mi abuelo jamás lastimo a mi abuela, al igual que papá nunca golpeo a mi madre, no importa lo furioso que este, ¡¿cómo pudo golpearme?! No lo quiero de compañero, solo quiero a Kasumi. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo