Stefan Madisson, siempre había demostrado ser un hombre capaz de guardar sus emociones en secreto, nadie podía determinar si se encontraba enfermo o triste, si se emocionaba por algún acontecimiento o evento, ya que siempre mantenía la misma expresión distante ante todos. Sin embargo, para Natalia era distinto, había presenciado numerosas veces la vulnerabilidad de ese hombre y la primera vez fue cuando se enteró del fallecimiento de su hermana.
En su rostro se veía la angustia por la pérdida de su hermana, esa mujer que siempre lo había protegido con gran dedicación, pero que tras aquel incidente se había distanciado completamente de él para protegerla. Ahora, de nuevo se encontraba frente a ese mismo hombre, en su rostro se podía apreciar la tristeza, la impotencia y la culpa.
- Nati, yo… - Ella no lo dejó hablar. -
- No es tu culpa. No es culpa de nadie. - Natalia no quería que él se sintiera culpable por cosas que él no hizo. -
- Yo sí tengo parte de culpa en todo lo que te