Al ver al Alfa semidesnudo llevando contra su voluntad a Luz a su habitación, preocupó a los miembros de la manada. Amaban a su Alfa, pero Luz era más importante en sus corazones.
El personal de la limpieza y de mantenimiento lo enfrentó, se colocaron frente a la puerta y, pese a su debilidad, se opusieron al gran hombre. Uno de ellos tomó valor y exclamó con firmeza: "Alfa, no permitiremos que lastime a Omega Luz". Estanislao se sintió ofendido, pues su gente tenía tan mal concepto de él: "¿Creen que soy capaz de lastimarla?".
Les gruño y los pobres no tuvieron otra opción más que apartarse, ingreso y cerró la puerta con llave. Luz ya no peleaba, no tenía sentido - Estanislao, bájame, no soy un costal de papas para que me pasees- con un tono molesto. La sentó en la cama, intento besarla como era habitual, ella jamás se negaba. Pero esta vez ella giro el rostro y se movió de lugar para evitar el contacto físico, sabía que debía mantenerse en control y esa situación era demasiada tent