De regreso a la mansión Dubois, Valeria preguntó por Enzo; le dijeron que se encontraba en la empresa. Sabía perfectamente que el trabajo podría demorar horas, así que decidió dirigirse a la empresa para hacerle personalmente aquella pregunta que estaba preocupándole desde que vio el estado de su hermana.
Se despidió de las niñas con un beso y la promesa de volver pronto, y salió entonces de la casa con pasos apresurados.
Al llegar a la sede de la empresa Dubois, aquel lugar donde trabajo por tanto tiempo, no pudo evitar sentir un pinchazo en el corazón. Ya había estado en el lugar días antes, pero en esta ocasión era diferente porque no estaba muerta de nervios y pudo mirar a detalle las instalaciones, pudo visualizarse a sí misma recorriendo de manera apresurada esos pasillos con una carpeta en manos o quizás con un café para Enzo.
—Buenos días —saludo a su paso a todos los que reconocía. Ellos también la miraban con curiosidad porque había dejado de ser la secretaria para conver