— No te dejare sola de nuevo...nunca más...— dijo Edmond abrazando oculta en su pecho a la rubia sin desear dejarla irse, sin importar nada más que aquel curioso sentimiento que ambos compartían.
La noche era mudo testigo de aquel beso apasionado…desesperado, de aquel primer amor que dos jóvenes lastimados e inexpertos compartían sin entenderlo aún, de aquellas caricias mustias que se regalaban intentando colmar la soledad del otro, recostados en la cama de la chica se quedaron abrazados mirándose a los ojos sin desear nada más que compartir ese cálido momento, castaño y zafiro se perdían en el océano del otro, no había dolor, no había tristeza, solo aquel intimo momento entre ellos que ambos deseaban fuese eterno.
— Te quiero Juliette…— dijo Edmond en un susurro depositando un nuevo beso en los suaves labios de la hermosa rubia, su querido gorrión lo había elegido a el sobre todos, tomándola entre sus brazos y profundizando más el beso entre ambos sucumbió ante aquellos sentimientos