Viejas paredes remodeladas lucían prístinas y brillantes, aquella casona era antigua y hermosa, remodelada a su gusto personal y el mejor refugio lejos del bullicio que alteraba sus destruidos nervios…los Beaumont y el Rohan, no tenían idea de que se encontraba en la vieja y hermosa Paris, incluso dudaba que alguien lo supiera…después de todo el no permitió que su hermana volviese a verlo después de casarse con ella…su dulce hermana había sido una mujer bellísima, su cabello de oro cobrizo era una rareza deseada por el Artista Frances, sin embargo la había forzado a teñirlo.
El apuesto Eros veía con tristeza aquel cuadro que colocaban en el saloncito principal de la casona, recordó el dolor que durante tantos años de su más tierna infancia lo carcomió desde aquel día en que sus avariciosos padres habían vendido a su hermana a un familiar lejano para que cumpliese el papel de esposa de un joven que pronto heredaría todo el poder de los Beaumont originales, ellos, nacidos en la segunda