Eros sabía bien a que se refería su querido amigo, una macabra sonrisa de dibujo en su apuesto rostro, finalmente...todo sería puesto en su lugar, era el momento de hacer su jugada maestra…y Thomas seria quien le entregase todo en bandeja, después de todo no tendría más opción que hacerlo.
— Bien, entonces prepárate, es hora de que traigas a la invitada de honor esta noche y a su padre junto con ella — respondió complacido el adonis pelinegro, finalmente, esa noche, todo daría comienzo.
El barullo citadino parecía estar más agitado de lo normal, madres asaltaban las tiendas de dulces y los jóvenes universitarios se apresuraban a salir de clases para correr a la tienda de disfraces más cercana, era 31 de octubre, Halloween, un desfile de compradores compulsivos abarrotaba las calles dispuestos a preparar la mejor noche y el mejor disfraz, pero Juliette no prestaba atención a aquello, sus pensamientos la llevaban una y otra vez de vuelta a los suaves besos que compartió con Edmond unas