Mundo ficciónIniciar sesión~¿Puedes sentir el amor esta noche? ACTO 1 -Sus razones~
"Renuncio"
Sus palabras aún me cortan como cuchillos afilados.
— ¿Por qué te fuiste? —murmullo muy bajo.
Sigo sin entender, aunque leo su novela tratando de encontrar respuestas mi mente a la vez intenta con todas sus fuerzas encontrar el momento en que habré hecho todo mal.
La respuesta debería ser simple, todo. Absolutamente todo lo he hecho mal.
Aun así, entre todos mis errores y actos estúpidos estoy seguro que hay una conexión especial. Ella debió sentirlo también pues creí ciegamente que estábamos en la misma sintonía.
A pesar de mis esfuerzos por dejarla en paz, alejarme de ella y solo ser su guía desde las sombras...
Ella siempre volvía a mi como un poderoso Boomerang hasta olvidarme de mi mismo sintiéndome atraído hacia ella como si tuviera un imán.
¿Acaso solo yo lo sentí? Es imposible que Cadence Beckham no haya sido afectada por esa atracción innegable entre los dos...
---
*Hace cuatro meses*
No he podido dormir en toda la noche.
Aunque mi mano está vendada y ensangrentada no siento ningún dolor físico, ni merezco sentir nada después de todos mis actos egoístas.
La puerta de mi habitación se abre y la voz de una mujer mayor me despierta un poco del trance.
— ¡Por Dios santo, Joven Eren!
Solo hay una persona en esta vida que me llama "Joven" a pesar de que tengo ya treinta años bien cumplidos.
Esa es la señora Brown
Ella es ama de llaves de la familia y la única a la que le permito entrar a mi departamento para hacer limpieza ocasional. Al parecer hoy es martes pues es el día que ella suele venir.
Ah... No sé ni que maldito día es hoy.
— ¡Joven Eren! ¿Qué pasó aquí? ¿Entró un ladrón?
Ni siquiera puedo responder, no tengo ganas de nada.
— ¡Joven Eren, su mano está sangrando!
Cierto aún sigue goteando...
— ¡Eren Eardwulf!
—Ah, se me hace tarde para ir a la oficina…
— ¡Oficina! ¡Qué oficina ni que nada, vaya de inmediato a un hospital!
La señora Brown me da un sermón sobre que puedo perder la mano si no se trata la herida con propiedad y bla, bla, bla… No escucho mucho de lo que dice.
— ¡Y levántese del suelo que parece borracho esquinero!
Nuestra ama de llaves nunca me había hablado así desde… bueno, desde que era un niño muy pequeño. Parece estar molesta o algo así.
—No sé ni por dónde empezar, vaya desastre. Si no puede controlar la bebida al menos hágalo en la cantina que los destrozos los acabo limpiando yo…
Me levanto tambaleándome cómo puedo, aunque no recuerdo haber bebido mucho anoche, creo que tengo resaca y me cuesta coordinar las piernas tal vez por tanto estar sentado en el suelo.
—Dios bendito, nunca le había visto así de desaliñado y perdido. ¡¿A dónde va?!
—A la oficina.
— ¡Dije que se vaya a un hospital!
—Ah, sí, un hospital…
Busco en el buró las llaves de Tyley luego me doy cuenta que ya las traía en el bolsillo y gruño. Al parecer estuvo fuerte ese Whisky.
— ¡Ni se atreva a manejar en ese estado, jovencito!
— ¿Entonces cómo me voy a ir al hospital?
—Ya le estoy llamando a alguien para que se haga cargo.
La señora Brown hace una llamada rápida, la verdad ni escucho que tanto hace pues siento como si algo me taladrara en la cabeza.
Luego de lo que me pareció una eternidad, mi mejor amigo Liam Roberts entra a mi habitación también y se sorprende por la remodelación destructiva.
—Dios bendito, ¡Eren! ¡¿Qué c***jo te pasó?!
—No me quiere decir y no creo que esté posibilitado para responder preguntas—Contesta la señora Brown tratando de jalarme del brazo— ¿Puedes llevar a esta alma en pena al hospital?
—Claro… pero ese brazo sangrando no lo quiero ensuciando a mi querido Mercy. Traiga algo para evitar el sangrado. ¡P*ta madre, Wolf! ¡¿Qué j*did0s te pasó?!
—….
***
Liam me viene haciendo el sermón enorme mientras maneja como desquiciado para llevarme al hospital, gruñe a ratos y murmura cosas que no escucho completas.
—Pareces dr*g4d0, Bro ¿Qué fregados te pasó? ¿Entró un ladrón a tu casa?
—Fui yo— respondo a secas.
— ¿Te asaltaste a ti mismo?
—No… yo rompí todo y ya, no me preguntes…
—Lo creería de cualquiera de mis amigos menos de ti, Wolf. ¡Santa madre…! —Estruja con fuerza el volante—Si no fuera que has estado actuando como un completo bobo desde lo de Beckham, pensaría que te ha suplantado un extraterrestre.
—….
En ese momento de silencio inmediato, Liam pisa el freno y me mira perplejo.
—No me digas… ¿te peleaste con Beckham? ¿Por eso estás así de…rarito?
—…
— ¡Wolf, tienes 30 años y te estas portando como adolescente enamorado!
—A ver, para el carro.
—Pero si ya lo paré…
—No el carro literalmente, me refiero a lo que sea que ibas a decir—me callo lo que iba a repetir sobre que estoy enamorado, eso es imposible— Deja de decir tonterías y maneja.
—Bueno, parece que ya te estás recuperando un poco de la resaca— echa a andar el carro y se enfoca de nuevo en la calle—Tendrás que decirme lo que tomaste para nunca intoxicarme igual.
—Casi no bebí---
Nuevamente Liam pisa el freno orillándose en el primer lugar que encuentra y me mira como si tuviera sentado a un extraño.
— ¡¿No bebiste?! ¡¿Entonces te metiste algún estupefaciente?!
—Si ese estupefaciente se llama “Descubrí que soy un imbécil” entonces lo hice.
—Ah, ¿la verde que hace filosofar?
—No, la propia cuando te percatas que estuviste haciendo algo muy malo y estúpido.
— ¿Y crees que autodestruyéndote vas a solucionarlo?
—…. —Mientras me quedo en silencio, Liam nuevamente levanta el freno y pisa el acelerador.
—Escucha, Wolf. No sé qué hayas hecho pero te conozco lo suficiente para saber que puedes con eso y más. Solo necesitas dejar de darle vuelta y culparte por ello, aceptar tu error y enmendarlo.
Es más fácil decirlo que hacerlo.
— ¿Liam, hace cuánto tiempo nos conocemos?
—Hmmm… Prácticamente de toda la vida. Solo nos llevamos medio año de diferencia como edad, casi nacemos en el mismo hospital.
—Exacto, y sabes que toda mi vida solo he buscado una cosa.
— ¿A quién plancharte por las noches?
—No, una pareja destinada.
—Sigues con eso, Eren, las parejas destinadas no existen.
El resto del camino no le digo nada más. Es imposible que él, quien es un peor mujeriego que yo, entienda lo que es andar toda tu vida con la sensación de vacío como si faltara algo importante en tu vida mientras buscas la respuesta desesperadamente.
Esa fue gran parte de mi vida, al principio se lo atribuí a la ausencia de mi madre sin embargo eso nunca me afectó, tanto salvo por el hecho de cumplir años el mismo día de su muerte y que haya consumido su vida durante cuatro largos años.
Aun con eso, estoy seguro que esa no es la razón. A los 9 años lo supe cuando me encontré con los números 2238 escritos con marcador en mi brazo.
Esos números me han perseguido desde entonces ¿Quién los puso ahí?
Algo en mi interior dictaba que ese número tenía todas las respuestas que buscaba, la clave de esa sensación de haber perdido algo.
Por al menos dos años anduve en el limbo como si tuviera un enorme hueco que llenar en mi interior. Hasta que vi el dibujo de un lobo que me regaló una niña.
“Por tu cumpleaños” dijo aquella pequeña que era mucho menor que yo y que por alguna razón su dibujo me conmovió. Sí, fui un tonto y lo rompí por la mitad. Luego me arrepentí, recuperé del suelo y del mismo basurero ambas piezas pero el daño ya estaba hecho.
Aún las tengo, enmarcadas en la mansión de mi abuelo, justamente en mi habitación. Como si fuera el cuadro de una importante galería de arte.
Me vi fascinado con los lobos, así que tenía una colección repleta de lobos. Solo lupinos, aún no descubría la existencia de las novelas que ahora edito con gran pasión. Una colección que si bien no acababa por apaciguar la sensación de vacío si podía aparentar esa pequeña sensación de que por fin estaba en el camino correcto.
No fue hasta muchos años después que encontré una parte de lo que estaba buscando, en una novela erótica de licántropos que Liam y otro amigo se pasaban en la mesa mientras leían en voz alta fragmentos riendo como desquiciados. Éramos jóvenes, menores de edad y llenos de hormonas a tope así que una novela prohibida para adultos nos hacía sentir como si estuviéramos viendo una p*rn0, lo sé eso es de púberos precoces. Pero teníamos 17 años no se podía pedir madurez a esa edad, era nuestra diversión leer novelas publicadas en la editorial de mi abuelo ya que eran de mayor acceso para mí, llegamos a leer cientos de esas novelas de corte erótico que me colaba a robar de los estantes con muestras y ninguna me cautivó ni me entretuvo hasta que una historia con lobos se ganó mi completa atención.
No, no fue por su alto contenido erótico, que no voy a negar también me gustó… Fue por la escena en particular que leí. Aquello que se llama tu “Mate” tu compañera de vida, tu pareja, la otra mitad de tu alma.
Cuando supe esa palabra mágica “Mate” sentí como si mi interior vibrara. Fue en ese momento que lo supe “Quiero encontrarte, Mate” si bien me gustaban los lobos y tenía una pequeña colección de figuras, de un momento a otro también se fue llenando de novelas con el tema de parejas destinadas. Y también, comencé a buscar a mi pareja entre cada mujer que estuviera cerca.
Cadence no solo detesta ese tipo de historias, está cerrada contra cualquiera de esos temas y al parecer la palabra “Compañera” no le es relevante en lo más mínimo, es distinta a mí, nuestros sueños y futuro no concuerdan. La compañera ideal debe resonar con mi alma, ser quien me persiga y tener una belleza etérea. Como aquella joven que liberé del casino. Su energía vibrante y su sonrisa radiante, belleza e inteligencia así como una seguridad atrevida me cautivaron desde el primer instante. Cadence es… demasiado regular, demasiado simple, demasiado débil, completamente opuesta a lo que busco en una compañera de vida. Soy un lobo feroz, un lobo malo de naturaleza salvaje y ella… es caperucita roja, una chica buena.
Mi pareja destinada debe ser alguien como la chica del casino, enérgica y fuerte.
Por eso sé que no dejaré de buscarla, a esa pareja hecha para mí. Ella está en algún lugar, mi interior vibra tratando de resonar y alcanzarla en alguna parte. No importa cuánto me atraiga Cadence o cualquier otra, estoy destinado a solo amar a una mujer por el resto de mi vida. Por eso no amo a nadie, solo estoy buscando y llenando mis noches en espera para calmar mi alma rebosante y solitaria.Y estúpidamente, entre mis juegos y ganas de sofocar un poco ese vacío, involucré a una inocente joven como Beckham. Ella siente algo por mí, no lo dice pero estoy completamente seguro de ello, le gusto y si empujara un poco más estoy seguro que ella me dará su todo y se entregará a mí. La deseo, quiero tomarla, pero no debo… Porque no puedo hacerla mi amante. Ella merece mucho más.
¿Para qué continúo empujando esa puerta si no puedo ofrecerle la eternidad y mi todo?
A una mujer que teme abrir su corazón y que un lobo feroz como yo solo puede usar como un sustituto hasta que aparezca el aperitivo principal, algo así solo hará que cierre su corazón para siempre. No quiero arruinarla por mis deseos egoístas.
Es por eso que debo frenar lo que estúpidamente empecé.
—Menos mal que llegaron a tiempo—Dice la voz de mi médico familiar en el hospital, El señor Hayes—Poco más y se infecta.
— ¿Entonces no le van a cortar el brazo?
—No, para nada. Pero si va a necesitar cuidar bien de esa herida. ¿Qué le pasó?
—Se peleó consigo mismo—Dice Liam supuestamente susurrando pero lo dice tan alto que escucho todo.
Sin embargo nada de lo que hablan me importa en realidad, ese momento de reflexión en el automóvil y las palabras del entrometido Roberts me han servido para llegar a una decisión definitiva.
Este capítulo es largo así que se dividió en tres partes. Nuevamente el escenario se enfoca en el personaje que obra desde las sombras, alguien que está siempre presente a pesar de la gran distancia que los separa. Wolf, el lobo feroz que ha pasado una larga y tormentosa noche, ha decidido alejarse de lo que ve como a caperucita roja.







