110.2-En pocas palabras (2/3)

Acto II-Me gustas ~

¿Por cuánto tiempo caminé? Entre recuerdos y voces distantes de un pasado que quisiera borrar, terminé justamente donde todo comenzó. En la cabaña del bosque, a un lado del lago de Silivia. Instintivamente abro la puerta y al entrar busco algo, el interior está vacío.

Sin rumbo ni ninguna razón en mi cabeza camino por este lugar que antes había escrito como un homenaje al hogar de mi abuela pero que al quemarse y reconstruirse, se ha convertido en una versión extendida de la oficina del Averno de Lupus. Claro que debía parecerse, ellos dos se asemejan demasiado físicamente aunque uno sea más joven que el verdadero.

Recorro cada rincón, acaricio los detalles que él puso en cada espacio, tan suyo que no puedo evitar imaginar que así es como se vería el lugar donde vive. Los muebles y las paredes son completamente de su gusto pero son agradables a la vista.

En lo alto, él ha puesto un cuadro, jamás le pregunté cómo lo consiguió, tiene poca importancia pues es muy preciado para mí. Mi abuela sonríe en el retrato pintado a mano.

—Por fin lo recordé, abuela—presiono mi pecho, aunque quisiera hacerlo no puedo llorar—Perdón….

Te prometí que rompería nuestra maldición y que elegiría a un buen hombre. Pero yo no merezco una vida como esa, no puedo tener hijos ni tampoco me puedo permitir ser feliz con una pareja.

Eso es lo que me digo a mi misma mientras reconozco el sonido de sus pasos y el olor que es como el mar embravecido me llama. No tengo duda, es él.

Debería alejarme, de todos modos él ya no me ve a los ojos y sus palabras son tan breves que sería mejor que me recortara de su vida de un tajo. Tarda demasiado en girar el pomo de la puerta ¿Por qué le toma tanto? Espero que esté solo, que no haya traído a esa otra mujer a la cabaña que llamó nuestro lugar.

Finalmente la puerta se abre y todo lo que pensé o planee cambia al instante, en un impulso capturo a ese hombre, desde esa mañana sin él mis dedos anhelaban tocarlo de esta forma. El solo roce de su piel en las yemas de mis dedos me hacen sentir un poco viva.

Más… necesito que esté más cerca.

Escucho los latidos de su pecho, siento su respiración, su calor… ¡Cuánto lo extrañaba! Entonces en medio del mar y cítricos detecto un olor dulzón, empalagoso, me repugna demasiado.

Quiero reclamarle por ello, me cuesta contenerme a pesar de que no tengo derecho alguno ni somos nada ¿Entonces, por qué? Intento que mi olor desvanezca el de esa mujer.

Busco en la oscuridad el cielo estrellado que me parece tan hermoso como el verdadero, solo por un momento puedo verlo hasta que voltea negándome ese privilegio. Frío... siento demasiado frío. Su cuello está caliente. 

—Cady... por favor... 

Ese por favor es como un “no” fuerte y claro que me atraviesa el pecho como mil dagas. El olor estridente y empalagoso persiste, se ríe de mí ¿En dónde está? Quiero dejar mi marca para que nadie más lo tome, abro su cuello y ahí está la prueba de su crimen, el color carmesí de su labial.

¡Me repugna! ¡Apesta! ¡Mío…!

Por más que intento quitar ese beso reemplazándole con mis labios él continúa negándose.

—Cady… no…

Él aleja mis manos de su cuello, ni siquiera tiene las agallas de verme mientras me rechaza con todas sus fuerzas. Mentiroso, dijo tantos “Te quiero” y “Me gustas” llenando en mi pecho con “Te amo” entrelazando sus manos entre mis dedos haciéndome sentir en el cielo.

Para él fue un momento como cualquier otro, ha estado con tantas mujeres que no hay diferencia para él, Para mí, fue como si el universo entero se detuviera dejando que solo él y yo existamos por ese tiempo, ni la culpa ni el pasado me atormentaron, solo él y sus movimientos que me enseñaron lo que es sentir placer y dicha al mismo tiempo.

¿No sintió ninguna fracción de lo que yo?

¿Fue tan decepcionante? Me dijo detrás de la puerta que me tomaría y me haría de todo por cada día que le rechazara pero es él quien me ha negado.

Tal vez mi error fue creerlo mío por esa noche, porque dejé que me llevara entre los engaños de sus palabras y las viví como si fueran reales una noche, un amanecer. Hasta que volví a abrir los ojos y encontré la realidad, que él no estaba y el calor se había desvanecido.

Creo decirle que me use, incluso si es una mentira necesito alejar este frío en mi interior que sopla gélido recordándome la soledad y la culpa. Pensé que al ser un pervertido aceptaría esa propuesta pero se negó, no importa cuánto insisto, su respuesta es un "No" que me hiela hasta los huesos.

Incluso cuando lo beso no puedo encontrar la calidez de antes. Él me aparta nuevamente dejándome con la sed de probar en su boca si aún existe un poco de aquella chispa.

— ¿No te sirvo ni siquiera para usarme? 

—No....

— ¡Mírame! ¡Dijiste que crea en ti! ¡Entonces mírame y háblame! 

—No... 

—Lo sabía, todo lo que dijiste son mentiras. 

— ¡No, no, no...!

—Mentiroso... Aun así... no me importa, úsame. Yo también te usaré a ti. 

— ¡NO! 

— ¿No? ¿No quieres usarme o más bien te molesta que te use? Descuida, no significa nada. 

—....No...

— ¿No lo disfrutaste? Puedo hacerlo mejor esta vez---

— ¡NO!

Su voz corta el sonido y entre el silencio solo resuena el eco del rechazo. Me ha empujado con tanta fuerza que la flor que adornaba mi cabello se ha caído. Se ha aplastado y se le han caido pétalos.

—Entiendo—Alcanzo a decir tras recuperarme como si me hubiera echado un balde de agua como hizo aquella vez— Tiempo fuera, una vez salga por esa puerta esa oferta expira. 

Veo mi cuerpo casi desnudo, me averguenzo  de lo que hice, de inmediato vuelvo a ponerme el vestido, al menos eso me queda de dignidad.

¿Qué estaba pensando? Acabo de comportarme como una rogona mendigando pequeñas migajas de él, soy tan patética…

¡BAM! 

—No. 

Él ha cerrado la puerta de un solo golpe con la palma de su mano. Esta situación y su forma de acorralarme me resultan tan absurdamente familiares.

—Aléjate de la puerta, Alfa—Digo con una voz débil que no pierde su tono mordaz.

— ¡NO! 

— ¡No te entiendo!—no puedo evitar una risa llena humor seco al ver que se ha acomodado de forma que no se acerque demasiado a mi cuerpo— ¡Déjame ir!

— ¡TCH!

—¡Te lo advertí!—se aleja de mí en cuanto siente el ardor en su camisa, aprovecho ese instante para abrir la puerta y salir—¡La propuesta expiró, Alfa idiota! 

¡BANG!

La puerta se abre con estrépito, ni siquiera me interesa cerrarla o regresar para hacerlo, que la cierre él. ¿Qué me pasa? ¡No debí buscarle en primer lugar! ¿Cómo pude permitirme venir hasta aquí a buscarle y rogar? ¡Agh, debo estar volviéndome loca!

—Alfa estúpido---

Un tirón en mi ropa me hace voltear, por un momento pasa por mi cabeza que se había atascado en algún helecho o algo parecido, pero es una mano la que lo ha hecho.

—No—Dice él colmando más mi paciencia.

¡Detesto que me hable como si le cobraran por hablar! ¿Por qué debo seguir aguantando que me humille? ¡Sé que puede hablar! No entiendo su maldito juego pero no seguiré siendo parte de su diversión…

Ery vuelve a jalonearme del vestido, me mira como si quisiera suplicar, algo que es demasiado extraño en él porque no se disculpa ni tampoco pide permiso. Cuando pienso que podría esperar a que me diga sus razones vuelve a mirar a otro lado.

¡Qué demonios le pasa! De inmediato jalo de mi vestido y lo arrebato de su mano.

— ¡Si vas a hablarme como si fueras un maldito telegrama en código morse y no tienes los...!

Nuevamente se ha aferrado a mi vestido. Suelto un gran bufido lleno de frustración y molestia. Jalo de nuevo pero se ha aferrado con todas su fuerzas negandose a soltarse.

—No. 

— Déjame, Ery.

Ery niega con la cabeza y me dice nuevamente "No" esta vez su voz parece una súplica. Resignada suspiro y cruzo los brazos sin saber cómo reaccionar a su comportamiento tan extraño.

— ¿Por lo menos podemos sentarnos cerca del lago o algo? Me cansa estar de pie.

Ery asiente moviendo la cabeza sin soltar mi vestido, sin verme a los ojos. Miro al cielo buscando la mentada luna que parece estar oculta hoy, Diosa de estos lobos chiflados... Espero que me des fuerzas y paciencia porque voy a necesitar muchísima.

*** 

De pronto el cielo se ha despejado y se ve lleno de estrellas, no hay rastro alguno de la luna todavía, aquella que las últimas noches permaneció oculta como si quisiera mofarse de la falta de luz en esos momentos grises.

Él parece entretenerse al mirar al mismo cielo que yo, miro hacia abajo y su maldita mano sigue pegada a mi ropa, maldición ¿Por qué tenía que ser tan guapo ese condenado loco? Incluso cuando hace algo que no puedo entender y me llena los nervios así como las inmensas ganas de estamparle algo en la cabeza, no puedo evitar mirarlo y descifrar lo que estará pensando en este momento.

Mientras el tiempo parece pasar inmensamente lento, decido quitarme los zapatos y meter mis pies en el lago, el agua se siente tibia, creí que estaría más fría.

SPLASHSPLASHSLPASH muevo mis pies salpicando hacia el frente mientras Chiara me reprocha que parezco un cachorro inquieto ¡Pues sí, estoy inquieta! él quiere decirme algo y a la vez se evita hablarme, solo puedo imaginarme cada posibilidad de lo que me dirá y cada vez son más drásticas.

‘Espera un poco, Cady. Cuando esté listo seguramente…’

Bla, bla, bla… ¡Lo sé! ¡Yo también creo que algo le sucede, no soy de piedra como para no notarlo! Incluso su comportamiento es tan extraño que me gana la curiosidad por saber lo que hará. Solo por eso he soportado sin pintarle de colores que se pierda lejos.

Siento otro tirón en mi vestido. Volteo y él sigue con la vista perdida en el cielo, me gustaría hacerle ver estrellas de un golpe bien dado pero es Chiara quien me dice que espere antes de actuar.

Suspiro y vuelvo a bufar con lo que parece un gruñido.

Sarah tenía una solución para esos momentos… Ella solía cantar un poco, decía que la música es relajante.

—LAAAAS NUUUBESS COMO EL ALGODÓNNN—Me detengo al saber que eso ha sonado terrible, Sarah es quien sabe cantar no yo.

GRUUSSSH

Siento otro tirón, esta vez su agarre se retuerce como un torbellino miniatura o el movimiento en seco de una lavadora. Asombrada volteo a ver a ese Alfa tonto y veo su espalda encorvada temblar, se mueve arriba-abajo demasiado rápido.

¡El desgraciado se está riendo!

Quisiera golpearlo pero me parece más divertido la forma en que se arrastra su cuerpo y lo mucho que se resiste a soltarlo hasta que finalmente recupera su compostura.

—EEEESTREEELLITAAAA DOOOONDE ESTASSS—Nuevamente canto cambiando de canción porque no me acuerdo de que seguía en la otra—ME PREEEGUNTOOO QUEEE SERÁSSS

— ¡PFFFFT!

—UUUN DIAMANTEEE DE VERDAAAAD…

—¡PFFFT! ¡¡PFFF!!~

No he llegado a terminar la estrofa cuando finalmente escucho salir el aire por su boca seguido de una gran risotada.

Intento alejarme un poco, él apretuja el faldón que ya parece papel corrugado de tanto que lo ha torcido.

—Oye, Ery. Suelta mi vestido, prometo no irme ¿vale?

Ery niega con la cabeza. 

—A diferencia de ti yo siempre cumplo mis promesas. Anda, suelta. 

Mi voz es un poco más relajada y juguetona, escucharlo reír fue contagioso.

Me niega con la cabeza y su mano agarra mi vestido con más fuerza. Parece un niño regañado aferrado al faldón de su madre.

—No sé qué te pasa, pero al menos puedes escucharme ¿cierto? 

Asiente, el movimiento de su cabeza es lento como si quisiera hacer tiempo con este. Suspiro, no sé por qué pero verle así me parece absurdamente adorable.

—Me gustas—Le digo sin mirarle directamente, sin apartar mis ojos del cielo estrellado.

Ery reacciona estremeciéndose y yo también. 

—Físicamente—aclaro—No eres feo, tienes buen cuerpo, aun con tu mal genio y que eres un cretino, sigues siendo condenadamente guapo… Además no lo haces tan mal en la cama, aunque eres un bruto…

Chiara me gruñe y me hace callar abruptamente, suspiro y vuelvo a comenzar.

—Mentí, me gustó todo lo que hicimos. Incluso las… nalgadas—Tomo un mechón de mi cabello y le doy vueltas con mi dedo— Tienes experiencia y eso me agrada. 

Me gusta que me toques y como me haces sentir cuando lo hacemos. No me es claro lo que si le digo y qué me guardo o si me he soltado la lengua. A veces es dificil ponerlo en pocas palabras.

—Así que no tienes que mentir más. Si quieres que nos usemos entonces podemos hacerlo de esa forma, sin compromisos, sin ningún sentimiento de por medio. No me molestaré si estás con Freya o con otras hembras, prometo que no esperaré más de ti---

—Me niego. 

Aunque finalmente ha usado otra palabra que no fuera “No” sigue siendo una negativa rotunda. No puedes decir que no lo intenté, Chiara.

—Entonces no tenemos nada más que hablar—Sacudo el polvo de mi vestido y me levanto para irme.

—No te vayas— Dice jalando mi vestido otra vez solo que esta vez le arrebato el pedazo de tela y doy unos pasos hacia atrás, él de inmediato atrapa la tela y me jala hacia él.

— ¡Acabas de negarte, qué más quieres!

— ¡A lo que me niego es a usarte! ¡Me niego a que creas que no puedes esperar más de mí cuando te amo tanto que...!

¡JAJAJAJA!

Mi gran risotada seca y helada resuena en el bosque desapareciendo en el lago hasta que quedamos en silencio.

—¡Tú no sabes amar, Ery.!

—No, tienes toda la razón, no lo sé. 

—Entonces dejemos de mentirnos, tampoco sé amar pero yo sí admito que no sé un carajo de eso—Le veo aproximarse a mi rostro y lo empujo—No voy a pretender que estoy en un cuento de hadas y que me encontré con un príncipe, no lo eres.

Incluso si estamos dentro de una novela y si en la literatura eso es posible, yo conozco la maldita realidad, cruda y llana. Yo no soy la chica pobre que se vuelve princesa por la magia de un hada madrina, tampoco porque enamoró a un hombre rico... Nací de tercera clase y así debió ser. No soy bonita ni tampoco tengo mucho de qué enorgullecerme, Así como Ery nació como un Alfa y su naturaleza es ser un cretino depravado que no puede mantenerse quieto con una hembra guapa. Mi naturaleza es no ser nada.

—Deja de fingir que sientes algo, es desagradable.

—No digas eso...

—Esa es la verdad Ery. Te gusta disfrutar de las hembras sin ninguna atadura después. Lo admito, la primera vez me sentí especial, un momento, mientras tuvimos sexo como si fuera nuestra última comida. Pero luego, al amanecer, despertando de ese dulce sueño, recordé quien soy y qué somos---

— ¿Terminaste?—Su mirada es gélida— ¿Acaso sientes placer de menospreciarte a ti misma de esa forma? Tienes razón, no sé amar—Toma mi muñeca y su ceño se suaviza— Pero eso no significa que no sepa lo que siento, es amor. 

‘¡Oh mi Diosa Luna! ¡Eso es una declaración de amor!’ 

¿Qué? ¡No, para nada lo es!

—Cadenza nadie me enseñó cómo tratar a una hembra adecuadamente, no necesitaba eso. Tú no eres cualquier hembra, eres la primera, la única mujer a la que amo. 

—Ery, yo no te amo—Chiara me gruñe pero la ignoro por completo— Preferiría que solo me usaras y sigamos cada quien con lo suyo, como lo hiciste esa mañana cuando me dejaste sola, no te reprocharé que lo hagas--- 

— ¡No quería dejarte sola! ¡MALDICIÓN!—Apretuja mi mano con fuerza y se razca la cabeza en señal de frustración suavizando su agarre— ¡Cadenza, esa anoche te hice el amor! ¡No fue simple sexo ni liberar mis deseos o los instintos primitivos de un troglodita! 

— ¡No le llames "hacer el amor" Ery! ¡Fue sexo! ¡No hay nada más---!

— ¡Fue amor! ¡Cada caricia mía para ti fue pensando en lo mucho que...te amo! ¡Quería transmitir esas palabras en cada estocada incluso si te niegas a escucharlo! ¡Aunque te niegues y quieras hacerlo ver como una confusión, jamás había estado más seguro en mi vida de lo que quiero!

— ¡Ni siquiera hemos estado juntos un año, Ery!—Levanto la voz de lo absurdo que suena— ¡Confundes estos meses en que nos sentimos atraídos! ¡No tenemos afecto por el otro como enamorados!

— ¡De acuerdo! ¡Si quieres creer que es así respeto tus deseos! —Ery calla un momento y suaviza su voz—Sin embargo, tampoco puedes afirmar lo que siento ni lo que creo. Úsame para saciar tus deseos, incluso si solo es por la mitad del afecto que tengo por ti, con saber que lo hacemos juntos me hace feliz. Pero nunca voy a usarte.

—Ery... 

—Amigo con derechos, qué más da por quien me tomes. Yo también te tomaré como quiero a partir de ahora. Te advierto que no voy a medirme ni un poco hasta que logre entregarte el mensaje con mi cuerpo ¡Eres mucho más para mí que un receptáculo de todos los merecidos deseos que me provocas! 

¡THUD!

Cuando intento alejarlo se avienta hacia mi y me acorrala, su mirada es firme como la fuerza con la que apoya su mano.

—Así que relaja tus piernas, acuéstate, decide si quieres hacerlo aquí, en la cama o recargar tus brazos en la pared. En el bosque, en el lago, bajo el agua o en el jodido césped. Da igual en dónde decidas, porque te lo haré en cada posición en todos los lugares posibles.

¡Se ha vuelto loco!

—Lo que haré justo ahora será tomarte, entrar en tu coño para hacerte el amor y por cada latido mío voy a embestir con fuerza. 

Chiara aúlla de emoción y da vueltas en el interior de mi cabeza llamándolo un “poeta empedernido” mientras yo apenas puedo mantener los ojos abiertos y no desmayarme por todas las obscenidades que me ha dicho.

—Voy a sacarte cada gota de deseo hasta que susurres que me amas también. 

No es pregunta ni es amenaza, es una afirmación. 

Trago saliva, su mano se apoya en mi vientre cuando me percato demasiado tarde de que su mirada está llena de lascivia y deseo.

¡Agh! ¡Estúpido vínculo! ¡Otra vez me hace sentir extraña calentando mi cuerpo!

—Eres mía, Cadenza—levanta mi vestido y se acomoda en medio de mis piernas, la sensación caliente y cruda me hace percatarme de que es su miembro desnudo el que está rozando mi entrepierna—Yo soy tuyo y esto... 

Sacude su mano de lado a lado, incluso si la tela de mi falda cubre por completo lo que hace, es más que obvio con ese movimiento obsceno que se está masturbando. 

—Esto es mi llave hacia la puerta de tu corazón. 

‘¡Cady, hoy si comemos!’

¡Condenada loba pervertida, debiste ser el lobo de ese depravado!

— ¡Espera…Ery!—Digo cubriendo con mi brazo el rubor en mis mejillas que se extiende hasta mis orejas.

— ¿No querías esto? ¿Hmmm? Creo que en la cabaña alguien me estaba montando y queriendo desnudar aunque le dije que esperara.

— ¡Y al salir te dije que esa oferta expiró!

—Entonces ahora yo haré la oferta, me entrego por completo a Cadence Beckham para que haga conmigo lo que quiera.

— ¡Alfa cochino y pervertido! ¡Eso no es una oferta es una ventaja para ti---!

Me besa suave, un leve roce que me hace estremecer. Cierro mis ojos y abrazo su cuello jalándolo hacia mí, empujando mi pecho contra el suyo. Pronto ese beso se vuelve algo más prolongado y apasionado, entrelazamos lenguas, compartimos saliva. Me aferro a él bebiendo de su esencia hasta que finalmente podemos separarnos.

—Hmmm…Ery... 

Ery limpia el hilo de saliva que aún cuelga de mis labios y acerca su frente a la mía, su cuerpo pegado al mío, ni siquiera pienso en lo extraño que fue todo y que de pronto haya pasado del Alfa pocas palabras al Alfa pervertido al que no le para el hocico para ser obsceno.

—Te amo... Cadenza... Te amo y te haré creerlo ¿Quieres insultar y despreciar mi amor? Adelante, no importa si no sientes lo mismo. Lo único que no puedo soportar es que llames a lo que siento un mero deseo sexual o un error—Pellizca mi mejilla—Cady, si amarte es un error, entonces déjame errar hasta el final. 

Besa mi cuello, el calor es demasiado intenso por lo que comienzo a exhalar aire ardiente por mi boca. Debo estar soñando, ni en mis pesadillas dependo tanto de mis deseos carnales.

—Y si esto fuera un sueño del que tienes que despertar un día, te lo haré tan bien que me recordarás cada día de lo que reste en tu mortal existencia—Lame mi cuello haciendome estremecer—Te besaré, marcaré tu alma como un grabado en hierro ardiente. 

"Así que abre la boca, mi pareja" Me lo dice por enlace mental y el que no lo gesticule es más intenso para mí pues es como si susurrara en mi oído. 

Mete su dedo pulgar en mi boca que captura la mitad de este y le succiona en automático. Estúpido vínculo y estos lobos pervertidos que me contagian las ganas. 

—Hmmm….Cadenza, solo contigo puedo venirme con solo mi dedo en tu boca—saca su dedo que mi lengua comenzaba a lamer con gusto y me lame debajo del labio y mordisquea delicadamente—No vuelvas a verme con esa mirada vacía, si lo haces te besaré hasta que las lágrimas por tus jadeos devuelvan el brillo en ellos.

—No seas...vulgar.

Ery introduce de nuevo su pulgar en mi boca y con la saliva que ha logrado recolectar, acaricia la comisura de mi labio recorriendo la forma de mi labio inferior. Suelta una especie de gruñido extraño, saca y vuelve a introducir su pulgar en mi boca esta vez entrando más hondo llegando hasta la mitad de mi lengua. Antes de que pueda responderle y mover el órgano de mi boca, saca su dedo y lo lame.

Con la misma velocidad lleva este hasta la comisura de sus labios y saca su lengua relamiendo mi saliva.

No espera que reaccione, es rápido y toma lo que desea, mis labios. Choca su piel con la mía primero con un movimiento lento, frota con sus dedos la forma de mi monte de venus a través de la ropa interior, introduce un dedo arrastrandolo como serpiente apartando mi ropa interior como una cortina  y al escuchar mi bocanada de asombro, acaricia entre los pliegues.

De inmediato suelto una gran bocanada de aire caliente, el ríe ufano al saberse victorioso aumentando la intensidad y, aprovechando mi boca abierta, me besa introduciendo su lengua. 

—¿Quieres continuar en la cama o lo hacemos aquí?—Ery se relame los labios mientras intento responder.

***

Ery me acomoda con cuidado sobre las suaves sábanas sin soltarme siquiera un instante, nuestros labios parecen tener un imán porque tampoco acceden a separarse. Con mis dedos exploro el cabello detrás de su oreja, es suave la sensación entre mis yemas. Bajo un poco y encuentro el lóbulo, lo pellizco. Él suelta una gran bocanada liberando mis labios que de inmediato capturo apretando su cuello y bajando hasta abrir su camisa.

Antes, cuando me besó la primera vez no habría pensado en lo mucho que anhelaría repetir el choque de nuestros labios, mucho menos el deseo de conocer su cuerpo. El segundo beso fue también con sabor amargo, inesperado, con algo de odio. El tercero, tampoco fue algo planeado pero me dejé llevar. Incluso cuando lo besé para liberarlo del acónito, uno a uno fueron creciendo a algo más profundo.

Recuerdo cada uno de ellos, pero no recuerdo cuando sucedió aquello que jamás esperé… Él me gusta mucho más que antes, me gusta todo lo que me hace.

— ¿En qué piensas?—Me pregunta sin dejar de besarme en la mejilla y el cuello.

—En nuestro primer beso…—Respondo en automático sin percatarme de que le he dicho lo que pensé.

Ery detiene sus besos y me toma por las mejillas, su mirada es profunda al igual que sus ojos que se han oscurecido.

—No fue un recuerdo muy grato para ti, lo siento.

“¡¿El Alfa que nunca pide perdón me ha dicho “Lo siento”?!

‘Ya se disculpó una vez ¿recuerdas? Fue cuando comenzó a decir lo mucho que le gustas’

—Quisiera decirte que lo olvides, pero soy un egoísta porque fue tan especial para mí que quiero conservar esa memoria para siempre, incluso cuando sé que no fue el momento hermoso que merecías.

¿Qué le hizo al Ery pervertido y arrogante de siempre? Es como si de nuevo me hubieran cambiado de actor sin previo aviso, suena tan diferente que me cuesta creer que sea el mismo.

—Ery…

—Ya sé, soy un “alfa tonto” también merecí esa bofetada, merezco muchas más por todo lo que te hice… ¿Qué haces…?

—Intento ver si realmente eres tú y no un impostor con una muy buena máscara---

—Sí que tienes agallas, estoy disculpándome y poniendo mi corazón en ello mientras me acusas de no ser quien soy.

¿Qué quiere que piense? Siempre ha sido tan arrogante, me acusaba incluso de promiscua, pensaba que yo tenía un amante y…

—Lo sé, dije mucha basura entonces—Suelta a regañadientes mientras abre la cinta en mi pecho y jalonea la ropa.

—Hmmm… me cuesta tomarlo con seriedad si me estás manoseando mientras lo dices…

—Me disculpo por todo eso, pero no cambiaría absolutamente nada de lo que hemos vivido hasta ahora—Su mano entra debajo de mi corpiño y apretuja mi pecho amasando con cuidado—no puedo hacer eso pero puedo tratarte como debí hacerlo.

— ¿Ah sí? Dime cómo.

—Para empezar cortejarte adecuadamente, hacer que confíes en mí, ser delicado y paciente, llenarte poco a poco, conocerte, hasta que tú no puedas resistirme más.

—Dudo mucho que tengas paciencia con lo pervertido que eres—Le digo juguetonamente mientras acaricio sus cejas con mis dedos—Solo piensas en cómo montarte sobre mí y someterme a tus deseos como castigo por lo que te dije frente a la gran fogata…

—Eso no es cierto, pienso en muchas cosas además de tu cuerpo.

— ¿Ah sí? —Respondo sin dejar de jugar—Me da curiosidad saber qué más puede pensar el Alfa.

—Pienso en la Cady que vi en los sueños y pesadilla por acónito. Desearía poder estar ahí, abrazar a Cadence Beckham por completo. Quiero tocar su cabello, conocer su olor, ser el primero en experimentar la sensación de mi dedo en su coño virgen y adentrarme.

— ¿Lo ves? Solo piensas en sexo...

—Eso en la cama, no puedo evitar desearte en todo sentido. También quiero llevarte a conocer cada rincón del mundo que has soñado. Te llevaré a una playa y me contarás sobre ti, sobre tu vida, tus deseos y los momentos más valiosos de tu infancia. 

Quiero leer tus libros favoritos y discutir sobre ellos, tener conversaciones de todo tipo. Tú escribirás tus historias yo estaré ahí en tu regazo escuchando en tu hermosa voz cada página. 

—Sabes que eso no es pos--- 

—En mi imaginación todo es posible. Pienso en ello todo el tiempo. Estás ahí, soy yo quien está a tu lado. En el día nos entendemos, descubro mucho más de ti, robas otro pedazo de mi corazón y me enamoro aún más de ti. Luego, por las noches, te demuestro mi amor con mi cuerpo.  Largo y tendido, me tomo el tiempo de todo el mundo porque nada es más importante que estar contigo. 

—Ery, yo no estaré siempre aquí y tú no perteneces allá.

—Pagaría el precio que fuera, no importa lo caro o imposible que parezca, daría todo para estar contigo para siempre.

— ¿Y qué hay de tu vida como Alfa? Aquello que define tu identidad---

—Si el precio fuera dejar de ser un Alfa entonces lo pagaré. Sin mi Luna soy como cualquier mortal. 

El lobo no solo se debilita, también el espíritu del lado humano. 

'¡Ya dile que sí, Cady!'

No puedo dejar que viva una mentira.

—Eres la mitad de mi alma. Yo tampoco soy un hombre o un lobo completo, eres mi complemento, mi contraste. 

Eres distinta y a la vez tenemos tanto en común solo tú puedes entrar aquí. 

Pone mi mano en su pecho. 

—Y estoy seguro que incluso cuando todo termine seguirás "aquí" hasta mi último aliento.

'Cady, no me dirás que te puedes resistir a una declarción tan apasionada'

Se lo que debo decir, negarme, demostrarle que esto está mal, lo que él dice querer no nos llevará a ningun lado...

Te amo—Besa mi cuello, justo debajo del lóbulo de mi oreja, dejando descargas eléctricas que recorren hasta mi espalda baja— Cadenza, Te amo. 

Nuevamente, la barrera postiza que puse después de que la destrozó la tarde en que me entregué a él por primera vez, y que reforcé cuando pasó dos días como el perro de Freya, volvió a caer. Tan solo con un beso suyo cae con estrépito cada defensa mía y mi cuerpo se vuelve mantequilla entre sus manos.

El calor es intenso, su cuerpo es el infierno y no me importa el después. Nos besamos, acariciamos el cuerpo del otro y finalmente acabo desnuda recibiendo todo de él en este momento en que solo los dos parecemos existir en el mundo. Ni siquiera Chiara ni Shawn hablan, no escucharé a mi loba pervertida de todas formas. Mis ojos y oídos solo pueden ver y escucharlo a él.

—Cadenza, quiero entrar ¿puedo?

Asiento leve y suplico que lo haga. Él gruñe en mi oído, no necesita que le repita lo dicho, de inmediato levanta mis muslos tomándome por el trasero con ambas manos y entra con una sola estocada.

Me pierdo en su voz, me aspira en su respiración y yo también aspiro su delicioso olor, me embriago en su sudor. Esta vez mis oídos escuchan atentos cada bocanada de aire suya, cada susurro, cada crujido de madera golpeando contra la pared, el sonido de las sábanas al moverse debajo de mí.

—Te extrañé… —Me dice en un susurro sin dejar de liberar su deseo entre embestidas— Deseaba tanto verte.

Yo también…

No estoy segura si lo pensé o lo dije en voz alta, porque suelo perderme entre mis propios pensamientos. No importa si lo hice o no, solo quiero seguir este instinto extraño que me dice que puedo dejarme llevar un poco. Abrazo su cuello y siento el cabello en su nuca con la yema de mis dedos. El olor a cítricos y madera en su cuello me hace salivar, me pregunto cómo sabrá el sudor en su clavícula…

—Ung….Cadenza…Hmmm…

El sonido de sus gemidos me excita hasta un punto increíble y placentero. Deposito mis labios en su cuello, justo donde el cuello y el hombro se conectan. El olor intenso a él me pide que lo bese, comienzo por pequeños besos rápidos hasta que termino succionando de ahí, por fin logré eliminar la marca de esa mujer.

Ery de inmediato me aleja de su cuello y empina mis manos por las muñecas.

—No hagas eso— Sus ojos son los de un depredador completamente— Intento contenerme por ti, no me provoques.

¿Se está conteniendo? ¡Esos golpes de la cama de madera contra la pared y mi cuerpo sacudiéndose haciendo rebotar mis pechos me dicen lo contrario!

—Tampoco me mires así, como si quisieras que te lo haga hasta que pierdas los sentidos.

Quizá eso es lo que deseo en este momento ¡Dame más!

—Quisiera clavar mis caninos en este momento.

—Márcame— Le pido con una voz débil como un susurro.

—No— Me responde y besa mi cuello antes de que su respuesta me haga sentir rechazada por él—Te marcaré cuando prometas pertenecerme, entonces lo haré, te reclamaré como mía.

Ery lame mi cuello y lo besa sin dejar de mover su pelvis, comienzo a encontrar una correlación entre la cercanía de él a mi cuello con su excitación. Su miembro se siente más duro perforando en mi interior.

—Así que elígeme pronto—Me besa de nuevo— Prometo que te marcaré de la forma más placentera y erótica como tu mentecilla de escritora jamás habrá imaginado.

—Entonces nunca lo haré—respondo desafiante disimulando mi voz temblorosa—Te dije que nosotros solo podemos tener sex---

Ery me embiste con fuerza y toma con su palma uno de mis pechos. Después de empujar y hacerme jadear hasta ver estrellas blancas, él me voltea dejándome en la posición de cuatro

—El marcar a mi compañera es algo con significado de unión eterna, el juramento de una pareja ante la Diosa Luna. Me niego a usar algo tan bello como mero acto sexual. Si quieres mi marca, ámame.

¡PLAF!

Me palmea el trasero.

 Me cuesta creer que eso lo diga un Alfa como Ery,  el mismo que unos meses atrás dijo que me dominaría como su perro.

¿En qué piensas? ¿Hmm? —Me vuelve a dar una palmada en el trasero—Si puedes pensar en otra cosa mientras te lo meto significa que no estoy haciéndolo bien.

Él me toma de uno de los muslos y eleva mi pierna hasta su hombro empujando con fuerza.

— ¡Aaah, Ery!

— ¡Ngh, llámame por mi nombre!

— ¡Eso…Haaago!

¡PLAP!

Me palmea el trasero y suelto un pujido entre placer y un poco de dolor.

— ¡Di mi nombre!

— ¡Ery!

¡PLAF! Me ha palmeado con más fuerza y se ha detenido.

— ¡Mi nombre!

¿Su nombre? ¿Se refiere a “ese” nombre que nunca le ha gustado? ¡Quién lo entiende! Siempre ha renegado de él y ahora me pide que lo diga. Pero él mismo me advirtió que si lo hago es porque quiero que me coja tan fuerte y salvaje que me deje sin poder hablar al día siguiente.

— ¡Ter…rence…!

—¡Otra vez!

Saboreo su nombre en mi boca, llamarlo me provoca un cosquilleo en mi vientre que baja hasta donde estamos conectados humedeciendo el area hasta hacer sonidos como chapoteo profundo.

— ¡Terrence!

¡PLAF! Vuelve a palmear mi trasero con mayor intensidad.

— ¡Dime “Gian” también!

¡Terr….Gian!

¡PAF!

— ¡Dilo!

— ¡TERRENCE GIAN!

— ¡¿Quién fue bendecido por Dios contigo?!

— ¡Tú, Gian!

¡PAF!

— ¡Jamás lo olvides!

Condenado Alfa pervertido, sé que le gusta ser dominante pero esto es un fetiche de otro nivel. Lo peor de todo esto es que no me desagrada para nada, creo que yo comparto su mismo gusto pues lo estoy disfrutando como nunca.

Si pensé por un momento que él no podría entrar más, lo ha hecho. Empuja con mayor fuerza en lapsos lentos como golpes de tambor chocando su pelvis contra mí, tiene ritmo y se va uniendo a mis latidos así como mi respiración.

— ¡UGH! ¡MÍA! ¡ERES MÍA, CADENZA!

Sus sonidos guturales son afrodisiaco en mis oídos, sus labios y su lengua son la ambrosía en mi boca. Cada embestida suya es como si tocara en mi puerta exigiendo entrar y volverse un huésped permanente que se negará a salir.

—Nuestras almas están unidas…Ngh…Así lo decidimos, más allá de un estúpido vínculo de unos dioses voyeristas, Cadenza. Eres mía porque te elegí y cuando tú me elijas seré tuyo para siempre.

Cada palabra suya, que saboreo disfrutando el cosquilleo en mi oído, hace que suene como algo posible cuando se adentra en mi imaginación y comparte la visión de un universo paralelo donde nada más existe y podemos estar juntos.

“¡Elígeme!” Sin decirlo directamente puedo sentirlo vibrar en mi pecho cada vez que me toma entre sus brazos y me embiste con fuerza anhelante.

— ¡Cadenza! ¡Te amo!

Ery… No, Terrence me besa e introduce su lengua, su mano sostiene mi nuca mientras continúa embistiendo con fuerza en mi interior. Ambos gemidos se ahogan en la boca del otro compartiendo su calor, pasión, un deseo en crudo. Aunque mis uñas arañan su espalda a él no parece importarle ni sentir dolor, me toma con más fuerza hasta que finalmente estalla dentro de mí.

Quisiera decir que con esto es suficiente pero sé que la resitencia de Terrence es mayor que eso.

El calor se extiende entre mis piernas, Terrence me voltea y continúa moviéndose cual serpiente dentro, esta vez lento y con movimientos oscilatorios en su pelvis. Como si exprimiera hasta la última gota de su deseo. No ha soltado mis labios mientras tanto, su voz es un gemido gutural que esconde con su lengua enredada a la mía.

Después de un momento, finalmente libera mi nuca y suelto una gran bocanada al finalmente recuperar el aliento. Mi cuerpo se tensa liberando un espasmo increíble que parece inmensamente largo. Él se ríe, es una pequeña risilla como un triunfo cuando besa mi mejilla antes de sacar su miembro y recostarse a mi lado. Todavía no puedo procesar todo lo que hicimos y cómo llegamos hasta este punto, quisiera pensar en ello pero él me interrumpe deslizando su brazo por mi espalda, jalándome por el hombro hasta que mi cabeza se recargue sobre su pecho.

Los latidos de su corazón aún resuenan acelerados en mi oído y él respira soltando bocanadas de aire sin dejar de abrazarme.

Permanecemos así un largo rato mientras mis fosas nasales inhalan  y exhalan  maderas, notas marinas y cítricos intensos mezclados con su sudor y el mío. Debemos oler a sexo intenso. Nuevamente me logró enredar como si fuera un estupefaciente.

Soy una tonta, pero es lo que decidí. La sensación es placentera y mentiría si negara que me guste demasiado esto. Me gusta él y también me gusta lo que me hace.

 —Te amo.

Vuelve a decirlo a secas acariciando mi espalda. Mi cuerpo se tensa y el encanto vuelve a romperse.

Intento moverme y alejarme de él, su mano sostiene mi hombro con fuerza y su brazo se niega a soltar mi cadera.

“Te amo” Me repite tomando con su otra mano mi barbilla impidiendo que voltee hacia otro lado y evada su mirada.

—Te amo, Cadence Beckham.

¿Por qué? ¿Cómo puede decir algo como eso? Debe estar tomándome el pelo, en algún momento se reirá y me dirá que es una broma. Solo espera que caiga.

¡Eso debe ser!

El vínculo te ha confundido, Ery — Evito llamarlo por su nombre como antes— Es a Candace a quien amas---

¡Ella es la protagonista! ¡Este ni siquiera es mi cuerpo! 

Ery no me permite terminar. Besa mi frente y de inmediato aleja su rostro para que lo vea directamente,  me sonríe, oh dios, no puede ser…

—Por muchos años estuve confundido y en soledad como no tienes idea, Cadenza.

Me besa en la punta de la nariz, luego una mejilla y después la comisura de mi labio.

—Fui llamado “mala semilla” y un ser maldito tantas veces que terminé por creerlo y volverlo realidad.

Esas palabras me duelen en el pecho, aunque sonríe, puedo ver en sus ojos un profundo dolor que quisiera disipar de alguna forma para que esa mala memoria desaparezca para siempre.

¿Cómo pueden llamar una mala semilla a alguien tan bello?

¿Ves?— Sostiene mi mano con la que acaricié su mejilla de manera involuntaria— Es por esto que no puedo evitar amarte.

Nuevamente me toma por la barbilla y besa mis labios, lo hace lento y con roces rápidos, después aumenta su duración  hasta que nuevamente introduce su lengua y me hace rodar hasta quedar justo debajo de él. Cuando finalmente ha liberado mis labios su cuerpo está sobre el mío.

— ¿Sabes cómo murió mi madre?

Su pregunta me inquieta, él no es alguien que guste de mencionar a su familia mucho menos a su madre y su abuelo, cuando lo hace es breve o cambia el tema. Él me sonríe como lo hizo al mencionar la forma despectiva en que lo han llamado toda su vida, hay cierta nostalgia y dolor en su mirada.

—Fue… el día en que te dio a luz—Respondo con algo de duda.

¿No es así?

Ery hace un “Hmmm” entre burla y decepción, acomoda su cabeza y se hunde en mi cuello mientras sus manos acarician mis pechos. No estoy segura de la razón por la que ha mencionado a Gudrun pero se ha quedado callado, él solo se limita en amasar mis pechos y respirar en mi cuello.

—Cinco años, Cady— Dice finalmente en mi oído mientras su mano derecha libera uno de mis pechos y recorre desde el monte hasta mi ombligo trazando un camino hasta mi vientre y finalmente tentar más abajo para encontrar con la yema de uno de sus dedos mi clítoris— Fueron cinco años.

Besa mi clavícula y lame desde el centro trazando con la saliva de su lengua hasta mi cuello y llegar a mi oído.

—Después de que nací, mi madre continuó agonizando cada día hasta mi quinto año de vida.

Abro los ojos sorprendida, Hershey me había dicho algo así pero no la escuché. Ery odia ese día porque murió el mismo día que nació ¿No fue así?

—El día que nací, Cady, no tomé por completo su vida— acaricia mi intimidad y vuelve a lamer mi cuello— Absorbí una gran parte de su vitalidad y ella quedó tan débil como si muriera lentamente— Acomoda su miembro en medio de mis piernas y se mueve con destreza como si no me dijera algo serio— Ngh…No podía caminar por lo que permaneció en una cama todo ese tiempo y… ung… por supuesto, no se me permitía verla.

—Ery, si me dices eso mientras me restriegas el pene… no creo que sea algo respetuoso para tu madre hablar un tema delicado como ese---

—No me apartes— me dice como si fuera súplica— Aunque parezca algo depravado, hacer esto me tranquiliza, me hace sentir vivo… Como si mereciera tocarte a pesar de la podredumbre de la que salí— se detiene unos segundos y vuelve a lamerme— Este placer contigo hace que mi culpa no exista por un momento, así puedo creer mientras tanto que… mmm… he pasado todo esto y nací para ser amado por ti.

Dejé de forcejear, mi respiración se detuvo por un momento, mis manos buscan su rostro y toman sus mejillas. Acaricio sus cejas, por primera vez sus ojos parecen el mar en calma y no una gran tempestad a punto de hundir un embarque. Ery cierra los ojos, restriega su cabeza entre mis manos como si fuera un perro manso y continúa contando una triste historia, la de un pequeño cachorro Alfa quien, con tan solo cinco años de edad, tuvo que hacerle frente a un mundo cruel y despiadado.

Maika Maese

"En pocas palabras" es un capítulo que se divide en tres puntos de vista y la forma en que expresan lo que sienten en términos de "amor" Eardwulf quien acepta lo que siente y ha madurado con ello, Cady quien apenas acepta que gusta de Ery y continúa en negativa de lo que siente por Eardwulf y Ery quien ya se sabe enamorado pero no tiene idea de cómo expresarlo pero que ha decidido ser sincero con ello y no guardarse nada. El primero un espejo de ambos que revela eventos del pasado que Cady desconoce, el segundo un torbellino de emociones y recuerdos que se agolpan mientras finalmente comienza a admitir lo que siente y el tercero... Una confesión de culpa y soledad que, a pesar de todo, no quiere dejar ir a esa persona que le hace sentir especial.

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