Darion me miró perplejo.

"¿Jaja… qué?" dijo, ladeando la cabeza, con una sonrisa nerviosa.

Me acerqué un poco más, clavando mi mirada en la suya.

"¿Qué harías si tú y yo fuéramos compañeros predestinados?" pregunté, esta vez más insistente.

Él soltó una pequeña risa, más por incomodidad que por diversión.

"No lo sé…" murmuro "Pero no te preocupes por eso, suena bastante poco probable que eso pase."

La manera en que evitaba mi mirada y se rascaba la nuca delataba que solo decía lo primero que se le venía a la mente. No me convencía.

"Darion… por favor, respóndeme" le supliqué, casi en un susurro.

Él soltó un suspiro, claramente comenzaba a sentirse acorralado.

"¿Por qué quieres saber eso?" respondió, ya con una pizca de irritación en la voz.

Bajé la mirada.

"Es que… Cillian, Theron son mis…" comencé a decir, pero justo en ese momento el timbre interrumpió mi frase.

"Es hora de volver. En la mansión hablamos