Cuando llegamos a la mansión, Cillian prácticamente salió corriendo. Ni siquiera esperó a que bajara del auto. Me dejó allí, con todas las bolsas de dulces y la ropa nueva. No me molestó realmente, pero su actitud fue... rara. Muy rara.
Entré sola, comencé a guardar todo con cuidado en mi habitación. Doblé cada prenda con precisión y escondí los dulces en un pequeño compartimento dentro de mi armario, donde sabía que mi padre no miraría. No era necesario esconderlos, quizás, pero había algo en el acto de ocultarlos que me hacía sentir... segura.Ya estaba cerrando el último cajón cuando escuché un par de golpes suaves en la puerta."¿Agatha?" dijo una voz tranquila al otro lado. "Soy Kael. La comida ya está lista."Fui a abrirle y lo encontré allí, con una expresión que parecía serena pero que hoy estaba teñida de algo más... ¿curiosidad? ¿preocupación?"Gracias, ya bajo" le dije, pero no se movió."¿Está bien Cillian?" preguntó