EMILIA
Llegué a la casa con muchas cosas en la cabeza, pues el encuentro de Renata y mi papá solo confirmaron mis sospechas de que él estaba confabulando con Darkhole para perjudicar a mi marido. Los pies protestaban por los tacones tan altos que había vestido en todo el día.
La mansión estaba en su habitual calma elegante, con el perfume a lavanda flotando desde los pasillos y la música instrumental susurrando desde algún rincón oculto, pero yo no quería paz, por primera vez en mucho tiempo.
Quería hacer algo que me conectara con el presente, con lo real, con Brandon.
Caminé directo a la cocina sin decirle una palabra a nadie. Era como si mi cuerpo se moviera solo, buscando una manera de liberar el veneno que me había dejado la escena con mi padre y Renata. Y ahí estaba mi escape, en la cocina. Me encantaba cocinar, sobre todo cuando estaba estresada.
Me até el cabello con una liga que tenía en la muñeca y tomé una sartén. Las manos se movían con precisión automática sobre el ajo,