EMILIA
El aire helado de la tarde noche me golpeó la cara cuando salimos del edificio. Adam caminaba a mi lado con la tranquilidad felina de alguien que cree tener el control absoluto. Yo fingía ser la mujer rota, la esposa traicionada, cuando por dentro era un cóctel letal de rabia y estrategia. Una mujere a la que no le importa su embarazo, pues Brandon era el hombre al que "no quería volver a ver en mi vida".
Mientras bajábamos por la rampa hacia el estacionamiento, saqué mi celular y fingí revisar un mensaje. En realidad, grabé un video con la cámara frontal para ver mi cara: ojos llorosos, sonrisa débil. Perfecto. Después, envié un mensaje rápido a Brandon.
EMILIA: “Voy con Adam a tomar un chocolate caliente. Confía en mí.”
Sabía que a lo lejos los hombres de Brandon me estaban siguiendo, pues mi marido no me iba a dejar un solo momento sin vigilancia. Más si se trataba de que Adam me estaba acompañando.
Tardó apenas segundos en responder:
BRANDON: “¿Con Adam? Maldita sea, Em, si