52. Antigua manada
CRYSTAL
No, la respuesta era un no. ¿Por qué su lobo quería marcarme? No soy su compañera; en dado caso, solo está jugando conmigo, quiere ver cómo reacciono o cómo caigo fácil en esta nueva forma de humillarme.
Empujé su cabeza, saliendo de debajo de él. No me importaba que me viera desnuda; posiblemente ya lo ha visto casi todo de mí gracias a Ezra.
Me abracé, alejándome de nuevo; sin embargo, un agarre firme me detuvo, girándome hacia él.
—¿Acaso piensas pasear por ahí así, Crystal?
—Eso no es tu problema, Ezra. Déjame en paz. ¿Por qué simplemente no desapareces de mi vida? Quieres que vuelva contigo para tenerme en una jodida jaula ¿Por qué haces esto?
—Porque eres mía.
—NO, NO LO SOY—grité, llegando a mi punto más alto de desespero y rabia—. No somos nada más que extraños. Tú solo me quieres para romper tu estúpida maldición, que seguramente es una puta tontería.
Las lágrimas comenzaron a salir de impotencia al pensar en que su maldición es menos cruel que la mía. Yo debo