95. Flores de loto.
CRYSTAL
El Reino se iba reconstruyendo poco a poco después de todo lo que ocurrió. Nuestra manada también se alza grande y hermosa, como recuerdo que era la primera vez que la ví aquel día que entré como prisionera.
Camino por las calles llenas de gente y como siempre, los cachorros corren de un lado a otro jugando.
Algunos se inclinan ante mí en forma de respeto, otros prefieren ignorarme por ser quien soy, sí, esos mismos de la primera manada.
Ezra los ha mantenido en su lugar, ninguno se atreve a acercarse lo suficiente para decir cualquier insulto.
—Luna, miré, allí están las flores que les gusta, ¿quiere que llevemos hoy?
—No, Leonor, hoy prefiero que se adorne todo con las del jardín, son muy bonitas, además, Ezra dice que le gustan más esas.
Lo dice porque fueron las que yo sembré, aquellas que realmente añoré que nacieron y lo hicieron, ahora cubren todo el castillo a sus alrededores manteniéndolo lleno de un olor muy agradable.
Me detengo en un puesto de dulces, Leono