Adrián fruncía el ceño, mostrando preocupación. —La subsidiaria de Nueva York está bajo el control de Teresa. Todos los clientes de allá están en sus manos. También conoce a los clientes de Grupo Soler Internacional y algunos acuerdos confidenciales. Seguramente les pasará toda esa información a Ignacio...
—Mmm... no te preocupes por eso. Haz lo que tengas que hacer y ya —Mauricio contestó, con aire despreocupado.
Le entregó un expediente a Adrián.
—Contacta a las personas de esta lista. Coordina una cena con ellos.
—Entendido.
Una vez que Adrián se retiró, Mauricio sacó su celular y realizó una llamada.
...
Poco después de las seis de la tarde, Mauricio regresó a la Mansión Serenidad.
Al cambiar de zapatos y entrar a la casa, notó a Valeria recostada en el sofá, inmersa en un libro.
De vez en cuando, tomaba una uva del frutero y se la llevaba a la boca.
Ella vestía una falda de algodón, cómoda para estar en casa, con sus piernas reposando sobre el sofá. La falda solo llegaba hasta la