Cuando Laura fue a tocar la puerta por la mañana, Valeria se percató de que su teléfono se había apagado por falta de carga; el enchufe no estaba bien colocado.
Tras alistarse, Valeria conectó su móvil a una batería externa.
[Laura, en un rato me dirigiré al hospital.]
Dado que su teléfono aún no encendía, Valeria optó por escribir en la tablet que Mauricio solía usar: [Probablemente me quede esta noche allí.]
Laura le sirvió agua de Jamaica y, echando un vistazo a la tablet, preguntó: —¿Para qué vas al hospital? ¿Por qué te quedarías allí?
Para no preocuparla, Valeria escribió: [Voy a revisar mi garganta. El doctor quiere que permanezca en observación.]
Laura, al escuchar eso, detuvo por un instante el movimiento de su mano y, acto seguido, comentó: —Hoy va a llover. ¿Quieres que te acompañe? Sé que no te agrada el olor del hospital.
[No es necesario.] Valeria respondió con una sonrisa, [Mi tío me comentó que regresará a Amanesca a las diez de la mañana.]
Luego, Valeria le entregó una