El silencio que siguió a la pregunta de Iva fue prácticamente insoportable. Tanto, que Anna tuvo que apartarse de los brazos de su padre humano para poder observarlos a los tres.

Conmovidos por el rostro enrojecido de su hija, Alastor e Iva se acercaron a ella y la sujetaron por los hombros. Dante, por su parte, se mantuvo a una distancia prudente.

― ¿Qué decisión tomaron papá? ―insistió Anna con un hilo de voz

―No sé si sea el mejor momento para hablar de ello mi niña… ―murmuró Luka ―Ustedes acaban de llegar, y, bueno, creo que tienen asuntos más importantes ―

Con una timidez mezclada con el respeto, el hombre clavó sus ojos en Máximus y después en los vehículos que estaban detrás de la minivan de la que los Moretti y Dante, habían bajado.

―Por favor, no se preocupe por mí o por nuestra pequeña comitiva―dijo Máximus con amabilidad ―No estamos aquí como monarcas, estamos aquí como familia ―

―Eso mismo ―coincidió Alastor ―Además, humanos o no, todos aquí los ven como familia, ¿cierto?