Capítulo 14.2: La decisión de Anna.
Alrededor de las seis de la mañana, tras compartir una noche muy especial, Anna y Dante decidieron que era hora de volver a la casa de la manada de los Guardianes de Plata.
Debido a que Dante le había prometido a Bemus regresar temprano para no llamar la atención, el joven decidió llevar a su compañera en su lomo, por lo que el regreso al territorio fue prácticamente instantáneo.
Por fortuna, tal y como se le había dicho, la casa de la manada estaba sumida en el silencio, por lo que la pareja, nada más poner un pie en el interior y notar que estaban solos, no pudo evitar caer nuevamente ante sus deseos.
―Ya vete, nos van a descubrir ―dijo Anna riendo quedamente cuando Dante comenzó a besar su cuello justo delante de la puerta de la habitación que le habían asignado
―No puedo irme todavía, ahora que te volví a probar, no puedo irme así sin más ―dijo él apretándola más contra su cuerpo
―Entonces ven aquí ―dijo Anna con una sonrisa pícara tirando de él hacia el interior de la habitación,