— ¿Por qué estamos en esta casa? — Ashley sintió que su corazón se apretaba ante la proximidad de la respuesta.
— Antes de responder esa pregunta, necesitas entender por qué estoy aquí — sin embargo, Ethan no sabía por dónde empezar. El dolor en su pecho parecía intensificarse a medida que pensaba en las consecuencias de esa revelación.
Un silencio ensordecedor invadió el ambiente, tanto que Ethan no sabía por dónde comenzar a hablar. Ashley no lo perdonaría por haber vuelto a ir al casino y, peor aún, por haber apostado la granja, algo por lo que Ashley había luchado tanto para mantener. Tampoco lo comprendería por haber mentido todo este tiempo acerca de Oliver, haciéndola creer que era un monstruo. Pero Ashley seguía esperando a que él dijera cualquier cosa y esa espera casi la volvía loca.
— ¿Dónde estabas, papá? — preguntó impaciente — me preocupé cuando llamé a la granja y me dijeron que no estabas allí.
— La granja — comenzó a decir, sintiendo un nudo en su garganta — estaba en