—Es un perfecto momento para practicar mis choques —dije con sorna, mi voz resonando entre las sombras que se alzaban alrededor de nosotros. Mi cuerpo estaba cargado de energía, mi alma hirviendo por la lucha que se avecinaba. La lluvia empezaba a caer con fuerza, mezclándose con el sonido de los truenos, mientras los demonios me observaban con ojos fijos, listos para destrozarme.
Comencé a crear rayos en el cielo, alzando las manos al aire con una concentración total. Mi pulso se aceleró y mis músculos se tensaron mientras avanzaba hacia ellos. El aire a mi alrededor crujía por la electricidad que había liberado. En un abrir y cerrar de ojos, me lancé hacia uno de los demonios, tocando su hombro con rapidez y, al instante, canalizando una descarga eléctrica directa a través de su cuerpo. El rayo cayó con una furia impresionante, golpeándolo con tal fuerza que lo arrojó al suelo, haciendo que se arrodillara y dejara escapar un desgarrador grito de dolor. El sonido de su garganta siend