"Soy demonio de mis propios demonios."
Fumiko Ibars
Entré a la cabaña con la esperanza de que ellos se unieran pronto. El aire frío de la noche había comenzado a calar mi piel, y la pequeña cabaña parecía un refugio acogedor. La madera crujió bajo mis pies mientras avanzaba, el olor a pino y tierra mojada llenaba el espacio, y las luces tenues de unas velas encendidas iluminaban las paredes cubiertas de madera envejecida. El interior estaba decorado de manera rústica pero cálida, con alfombras de lana y cojines dispersos por los sofás. La chimenea en una esquina hacía crepitar el fuego, lanzando destellos de luz danzante que se reflejaban en las viejas paredes de troncos. En una mesa de madera había una jarra de agua y unos vasos, junto a un par de platos vacíos. Parecía que el lugar había sido diseñado para ser una especie de refugio, apartado del resto del mundo.
Sin embargo, antes de que pudiera acomodarme, algo me sorprendió. Connor, como si me hubiera sentido a kilómetros de d