Roxanne:
Días después...
Los días habían transcurrido con total normalidad en la escuela, los niños por fortuna se acostumbraron a estar conmigo y ahora se sienten más cómodos, muchos de ellos son bastante extrovertidos, incluso muy conversadores.
Otros no tanto pero se han esforzado por entablar una amistad con los demás niños. Erick ha tenido mucha confianza en si mismo estos dias, ya tiene el valor de pedir prestado algo si lo requiere, es un niño dulce y bastante listo.
Tiene una habilidad para el dibujo algo impresionante, de hecho cada niño destaca en algo diferente y me enfoco en desarrollarlo a medida que pasan los días.
—Tenga —una maestra me había dado un vaso con café, estábamos reunidos en el salón de maestros mientras los niños jugaban en el receso.
—Gracias maestra Julie.
—Llameme solo Julie —sonrio—, odio tantas formalidades.
La maestra Julie está al lado de mi salón, ella se encarga de enseñarle a los niños un poco más grandes que los míos, se nota que es bastante estricta pero es todo lo contrario, es una mujer bastante dulce.
—Claro Julie, llamame Roxanne.
—Que alivio —suspiro y yo rei—, supe que no es de por aquí, que viene de los Ángeles.
—Así es.
—¿Por que eligió Boston?
—Quería hacer algunas cosas por mi cuenta, vivo aquí desde hace cinco años y no me ha ido nada mal. Los Ángeles es un buen sitio para vivir, pero me gusta mas Boston.
—Entiendo, yo vengo de Miami, Boston es mejor.. Supe que tiene a un pequeño con una pequeña discapacidad ¿no?
—Si, no puede hablar pero si escuchar —suspire—, todos los días le enseñó a los demás a como comunicarse con Erick, por medio de lengua de señas.
—Eso es impresionante, yo se lengua de señas también, nos lo enseñaron en la universidad, pienso que todas las instituciones deberían enseñar la lengua de señas, no saben la importancia de aprenderlo.
—Concuerdo, el pequeño se emocionó al ver que puedo entenderlo.. —la mire—, deberíamos presentar una propuesta para que los niños reciban clases de lengua de señas ¿que opinas?
—No es mala idea, a final de cada mes se reúnen los maestros para llevar el balance de sus clases, si aun eso sigue en pie podrías presentarla o ambas.
Eso seria de mucha ayuda, me interesa que el se sienta cómodo con los niños a su alrededor, es una propuesta algo tentadora.
Mire mi reloj, ya era el momento de los niños entrar así que me disculpe con Julie y salí hasta el patio, los niños se lavaban las manos para ingresar al salón, revisaba que no tuvieran alguna herida o nada malo.
Ya todos en el salon deje que se refrescaran un poco para poder continuar con la clase.
—Bien solecitos, ya jugaron y hay que seguir con la clase... Alguien sabe ¿como se forma un arcoiris? —algunos levantaron la mano—, Maddie.
—Un unicornio lo hace, eso dice mi mamá.
—No es cierto —replicó Andy—, eso es por el duende, al final del arcoiris hay una olla con oro ¿cierto maestra?
—Pueden ser ambas —respondí—, pero el arcoiris se forma cuando caen gotas de lluvia de las nubes pero hay sol.
Dibuje una nube y formé el arcoiris.
—Eso tiene una explicación mucho mas larga, lo aprenderán cuando estén en un grado más alto.
—¿Usted nos dará clases?
—No lo se, eso lo veremos más adelante... Ahora, formarán grupos de cuatro y crearemos un arcoiris hermoso con las pinturas.
—¿Usted hará uno?
—Por supuesto —sonreí.
Ayude a los niños a formarse en sus respectivos grupos, por suerte todos quedaron en uno. Sonreí al ver a Erick integrarse a ellos, como aún no sabían el lenguaje como tal, Erick solo asentía o negaba.
—Para los que están en el grupo de Erick, recuerden hacerle solo preguntas, el asentirá —asenti—, o negara —negué—, en modo de respuesta.
—Si maestra, lo haremos.
Me senté en mi escritorio, saqué mi laptop para seguir investigando la condición de Erick, su padre me dijo que no requería algún cuidado en específico, pero siento que debo cuidarlo más de la cuenta.
Erick es un niño muy dulce además de amable con todos, siempre se presta servicial, es atento a todos. Se nota que está siendo criado en un buen ambiente.
Me sentía aliviada de que todos los niños de mi clase, estén siendo criados por padres amorosos, que suerte tienen.
(...)
Más tarde...
Estaba en el super haciendo unas compras que necesitaba, la clase de hoy fue bastante gratificante, relajante y hermosa, supongo que eso me ayudará a dormir un poco, hable con mis padres y queria saber si todo estaba en orden alla.
Papá estaba feliz de saber que Matteo estara en el restaurante, a diferencia de mi que estudie gastronomía, el su pudo trabajar de lo que había estudiado, y ahora trabaja con mi papá en el restaurante en Los Ángeles.
Matteo es como ver a papá, es identico a el, yo me parezco mas a mi mamá, cada vez que me miro al espejo es como verla a ella.
Desde que tengo memoria tome algunos hábitos de mi papá y la comida es uno de ellos, me gusta comprar lo mejor en carne y verduras, desde pequeña aprendí muchas cosas buenas de el, me alegra mucho que me haya criado y me haya dado el amor que quise, el de un papá.
Por supuesto que casi a diario pensaba en el.
En Zack, mi padre biológico.
Hace muchos años que no se nada de el, pero no hay momento en que no deje de pensarlo, por más que me esfuerce en no hacerlo, su recuerdo sigue grabado en mi memoria como si tuviese cinco años aun, ademas de que las cicatrices que dejó en mi cuerpo, me lo recuerdan a diario.
Pensé que mediante que iba creciendo, lo olvidaría, pero ese recuerdo de el, del cinturón contra mi cuerpo, jamás se me va a olvidar.
Tampoco Agnes, ella no saldrá de mi memoria, por que ella salvó mi vida a pesar de las circunstancias, lamentablemente murió hace unos cinco años, me sentí mal por ella por que no pudo volver a ser la misma después de ello por mas que lo intento, tampoco por que no pude agradecerle, por que si ella no hubiese entrado a aquella habitación esa noche, yo no estaría viva ahora.
—¿Maestra Cavalli?
Gire un poco mi cabeza hacia aquella voz, el señor Porter venía empujando un carrito, en el estaba sentado Erick.
—Señor Porter, que gusto verlo —estreche su mano—, hola Erick.
—Hola maestra.
—¿Haciendo compras? —pregunto y le asenti.
—Si, estaba buscando pescado pero no hay... —mire a Erick— por cierto, mañana es la actividad de la cocina, envié lo que se usará en los cuadernos.
—Por eso estoy aquí, compraremos lo que usará Erick para mañana.
El hombre frente a mi no dejaba de mirarme, por alguna razon me senti un poco nerviosa ante aquella mirada, he conocido muchas personas pero no un hombre tan rubio como el.
—¿Nos acompaña? —pregunto Erick.
—Claro, no me molesta.
Metí en mi cesta lo que tenía en mi mano, acompañe al par de chicos rubios por el pasillo, me tomó por sorpresa que Erick tomara uno de mis dedos mientras caminábamos por el pasillo de los enlatados.
Su papá iba plenamente concentrado en meter todo al carrito, no habia notado siquiera que venia vestido con su traje de médico.
—Erick ¿qué fruta quieres llevar? —le pregunto.
—Manzana y sandía —su padre asintió.
Por más que lo miraba, sentía que ya lo había visto antes, pero no recuerdo exactamente de donde, su rostro me parece demasiado familiar.
—Dígame maestra ¿cree en la buena suerte?
—Pues si, creo que la buena suerte existe.
—No lo creía antes —empujo el carrito—, pero hace unos dias encontre una hermosa casualidad que llevaba buscando o esperando supongo desde hace cinco años.
—¿De verdad?
—Asi es, solo necesito esperar un poco más para poder conocer mejor a esa casualidad.
No entendi bien lo que decía, solo el sabra de lo que está hablando.
Ambos llegamos a la caja, sonreí al ver cómo el señor Porter le daba un pequeño dulce a su hijo mientras lo bajaba del carrito, el me tomo de la mano mientras su papá pagaba por todo. Luego me toco a mi pagar por las compras que hice.
—¿Le gustaría que la llevaramos?
—Oh no, no quiero molestar. —negue.
—No es molestia, es de noche y creo que lloverá.
Efectivamente creo que lloverá, la parada de buses esta a unos cuantos metros, no me quedo de otra que asentir a su propuesta. Caminamos un poco hacia el estacionamiento en donde estaba su auto, me quede mirando como ellos dos subían las bolsas al maletero.
Ver eso me pareció muy dulce, además de que me llevaba a los recuerdos con mi papá cuando íbamos de compras cuando era niña, son momentos en los cuales uno como hijo y niño atesora.
El señor Porter me pidió que subiera al auto y lo hice junto con Erick, luego el lo hizo y justo, empezó a llover.
Ambos nos miramos y el se encogió de hombros. Luego empezó a conducir, yo le indique a donde debía ir. Saqué mi teléfono ya que me llamaba mi papá como casi cada noche suele hacerlo.
—Hola papá.
—Mi niña ¿como estas?
—Bien —fruncí el ceño— ¿estás bien? Te escuchas enfermo.
—Tengo algo de gripe pero sabes que tu padre es como un roble —ambos reímos—, solo te llamaba para desearte buenas noches y decirte que te extraño.
—Yo tambien te extraño papá, cuidate ¿si? saludos a mamá y a Matteo.
—Lo haré —colgó.
Solté un suspiro, no me gusta que mi papá se enferme, es como un pequeño miedo que me da.
—¿Todo bien?
—Si, mi papá está un poco enfermo..
—Pero se nota preocupada.
—Un poco, es que mi papa es como mi héroe —rei un poco—, siempre quiero que este bien y sano.
—Puedo intuir que se llevan bien —le asenti—, que afortunada... Yo no tuve la misma suerte, digo, mi papá falleció después que nací y no lo conocí.
—Lo siento..
—No se preocupe, fue hace demasiado tiempo, bueno.. Llegamos a su edificio.
—Gracias por traerme señor Porter, fue muy amable.
—No hay de que maestra, que tenga una linda noche.
—Adios Erick, nos vemos mañana —acaricie su mejilla, el solo me sonrio en respuesta.
Baje rapidamente del auto y corrí hacia donde no podía mojarme, el auto arranco para después irse. Entre al edificio para quitarme la ropa mojada que tenía.
Mañana seria otro dia de rutinas, pero no me importaba, era lo que más amaba hacer.
(...)
A la mañana siguiente.
Había entrado al salón con mis cosas y lo que usaría para la clase de hoy. Los chicos estaban entrando, mucho de ellos se veían emocionados con sus cosas en mano. Hoy era dia de recreacion, había planeado de que cada viernes seria de dia de recreacion en clase.
—Buenos dias solecitos.
—¡Buenos días maestra Roxanne! —todos gritaron, yo me tape los oidos, ya se les ha hecho costumbre hacer eso.
—Tan animados como de costumbre —sonreí—, bien, hoy es dia de recreacion y haremos una super mega comida con las frutas que trajeron. Formen una fila de niñas y niños, para que vayamos a lavarnos las manos.
Los ordene desde el mas pequeño hasta el más alto, como les enseñe desde el primer dia colocar sus manos en los hombros del compañero que está al frente, así se evita un poco el desorden entre otras cosas.
Los guie hasta los baños y meti de dos en dos para salir rápido, luego de que todos estuviesen listos y con las manos limpias, los guie de regreso al salon. Con ayuda de los niños, dejamos las sillas en las paredes ordenadas para que ellos quedaran de pie en la mesa.
Saque mi enorme bolsa, de ella habían los gorros de chef de cada niño, los había mandado a hacer para cada uno de ellos con sus respectivos nombres.
—Muy bien, Chef Maddie, venga por su gorro de chef.
Entregue a cada niño su respectivo gorro, mi plan era hacerlos sentir mas confiados y que se divirtieran en el proceso. Con sus cuchillos de plástico que es específicamente para la fruta, les empecé a indicar como hacerlo, haríamos algo sencillo, como caras o animales con la fruta.
Con esto podre evaluarlos mejor, cada viernes haría algo distinto para explotar sus habilidades, para que en un futuro no tengan dificultades de aprendizaje.
Cada pequeño hacia las cosas a su manera, otros con apuros y otros se tomaban su tiempo, así como lo hacen en sus tareas, en mi clase hay solo dos pequeños que les cuesta un poco hacer las cosas por si mismos, asi que requieren un poco de mi ayuda.
—No te frustres ¿si? —acaricie su cabello, ella asintió—, corta la fruta con calma, sobre todo con cuidado.
—Es un poco difícil maestra.
—No hay nada difícil para nadie, solo debemos ser constantes.
—¿Que es contaste?
—Constantes, es cuando queremos hacer algo pero no podemos, aun asi lo seguimos intentando.
—Entiendo —asintió.
La importancia de felicitar a los pequeños por un fracaso, los alienta a seguir haciéndolo todavía mejor, por eso es que cometer un error no los hace alguien fracasado, si no alguien con aspiraciones de ser mejor.
Seguí con la clase, me acerque a la mesa de Erick, había creado un búho con las frutas que habia picado, rapidamente fui a mi escritorio a tomar mi cámara Polaroid, para tomarle fotos a cada una de las creaciones de los pequeños.
Todos se emocionaron por que querian una foto de ellos con su creacion, asi que les cumpli su petición, me encanta ver a mis niños así.
—Tu búho es hermoso —le dije a Erick.
—Gracias.
Volví a mi trabajo como supervisora de las creaciones de mis alumnos. Cuando terminen podrán comerla.
(...)
Como todos los días, me despedía de los niños, ya estaban terminando de irse uno a uno, solo quedábamos Erick y yo en el salon, me parece un poco extraño que su nana no haya venido. Ya es hora de que se haya ido.
Busque en mi bolso la tarjeta que me dio el padre de Erick, un poco dudosa marque el número que aparecía en ella.
—Habla el Doctor Porter.
Mi cuerpo se tenso un poco al escucharlo de la otra linea. Tome una larga respiración.
—Señor Porter, es la maestra de Erick.
—¿Paso algo? —se escuchó preocupado.
—No, no paso nada malo no se preocupe, pero se ha pasado la hora y su nana no ha llegado... —mire a Erick quien balanceaba sus pies.
—Oh por Dios, debe estar atascada en el tráfico —murmuró—, salió un poco tarde de casa, lo lamento maestra Cavalli.
—No se preocupe, lo entiendo... Llámela y dígale que vaya a mi casa y lo recoja allá ¿le parece bien?
—No, iré yo mismo, estoy por terminar mi guardia, lamento lo que pasó..
—Ya le dije que no se preocupe señor Porter, con gusto llevare a Erick a mi casa, allá puede recogerlo, usted sabe donde vivo.
—Claro, estare alla en unos minutos —colgó.
—Erick, toma tu mochila, iremos a mi casa ¿quieres ir? —el asintió.
Tome mis cosas y el las suyas, tomados de las manos salimos del colegio, ya a esta hora solo quedaban los directores, caminamos hacia la parada de buses y esperamos un poco. Lo senté sobre la banca para acomodarle su suéter y gorro ya que hacia mucho frio.
El bus había llegado y con cuidado lo subi sin soltarlo, por suerte mi departamento no estaba tan lejos así que llegaremos rápido.
Erick miraba por la ventana con mucha curiosidad lo que estaba a su alrededor, a lo que me hace pensar que quizá su padre no lo saque mucho de casa.
Al llegar bajamos del bus y caminamos un poco hacia el edificio donde vivo. Subimos las escaleras hasta el segundo piso, al llegar a la puerta la abrí de inmediato para así sentir el calor de mi departamento.
Deje mis cosas sobre mi comedor.
—¿Te gusta el chocolate caliente? —le pregunté y el asintió—, te hare una taza mientras esperamos por tu papá.
Me acerque a el y me agache a su altura para quitarle el gorro y su suéter, lo lleve hasta la silla y lo senté en ella, el solo se miraba los pies mientras los balanceaba de adelante hacia atrás.
Yo me dispuse a calentar la leche para hacer el chocolate, siempre tengo galletas de avellana en mi cesta, espero que su papá no se moleste por darle una.
Le serví el chocolate en una de mis tazas de osos, las tengo por que fue un regalo de mi papá cuando cumpli los doce y eso es un tesoro para mi, deje la taza sobre la mesa y una galleta.
—Son de avellana —le dije—, mi papá me enseñó a hacerlas, son deliciosas.
—Gracias —sonrio.
—Con cuidado, esta un poco caliente el chocolate.
El lo tomo con mucho cuidado. Levanto las cejas en señal de que le había gustado, yo sonreí satisfecha. Escuche la puerta ser tocada, me puse de pie para abrir, el señor Porter estaba parado frente a mi.
—¿Como supo donde vivo?
—No me dijo el departamento —río un poco—, le pregunté al portero y me dijo.
—Lo siento, debí decirle, pase por favor —me hice a un lado para que el pasara—, Erick está tomándose una taza de chocolate, espero que no le moleste.
—No me molesta, hola campeón, lamento llegar tarde —se agacho a su altura y acaricio su cabello— ¿estás bien?
—Estoy bien papá —el le respondió por medio de sus manos—, mi maestra me hizo chocolate y me dio una galleta de avellana, me gusta.
—Que bueno —se paró, luego me miró—, lamento los inconvenientes.. Es primera vez que sucede.
—No se preocupe señor Porter, no fue nada grave —hice un ademán—, su nana ¿pudo salir del tráfico?
—Si, había salido algo retrasada y se atasco en el tráfico, estaba un poco apenada por eso.. ¡Ah! Tenga —extendió una bolsa hacia mi—, es un postre, por los inconvenientes.
Sus orejas estaban rojas, debe haber bastante frío allá afuera. Tome la bolsa y la deje sobre la mesa.
—Gracias señor Porter.
—Gracias a usted por no dejar a mi hijo solo. Erick amor, recoge tus cosas.. Debemos irnos.
Erick se colocó su chaqueta, luego su gorro, yo fui a la cocina a empacarle una galleta, luego se la di al señor Porter.
—La galleta es para el, me dijo que le gusto asi que lleve esta.
—Gracias —miro la servilleta en donde estaba la galleta—, quisiera saber o mas bien preguntarle, si le gustaría cenar conmigo.
—¿Eh? ¿Cenar?
—Si bueno, no es una cena como tal o si —se rasco la nuca nervioso—, no, es solo para agradecerle el haber cuidado a mi hijo, de hecho por todo lo que ha hecho por el en todos estos días, créame que es un enorme cambio tanto para el como para mi.
—Entiendo... —mire a Erick quien no dejaba de mirar a su papá—, está bien, acepto ¿le parece bien el domingo?
—Este domingo —asentí—, está bien, está perfecto, de nuevo gracias.
No ha parado de agradecerme desde que llegó. El alzó a Erick en sus brazos y le dio la galleta.
—Pasaré por usted a las siete si está de acuerdo.
—Claro que si —me acerque a el—, adios Erick, ten un lindo fin de semana... Casi lo olvido.
Busque en mi bolso la foto de Erick con lo que había hecho hoy y se la di al señor Porter, este al verla sonrio ampliamente y se notaba el brillo en sus ojos al igual que el orgullo.
—¿Tu hiciste esto? —miro a Erick y el asintio—, esta increíble campeón.
—Es muy creativo, sus compañeros copiaron la idea de Erick e hicieron muchos animales con las frutas, en su mochila lleva un gorro de chef.
—Vaya... Bueno, nos vamos... Se que le he agradecido mucho pero, de nuevo gracias —sonrio—, ha hecho un gran trabajo con mi pequeño.
—Lo hago con todo el amor del mundo.
—Despídete Erick.
—Adios maestra, gracias por la galleta —señaló la misma.
—No hay de que —abrí la puerta y ellos salieron, me despedí de ellos con la mano y luego cerré la puerta para soltar todo el aire que estaba reteniendo en mis pulmones.
Ese enorme hombre me estaba poniendo los nervios de punta, ahora cenaría con el el domingo, es solo por agradecimiento ¿no?
Si, es por eso.
Aun no entiendo por que me pone tan nerviosa.