27. ALEXANDER Y VERÓNICA HABLAN.
La mesa que usualmente estaba vacía, tenía comida. La sorpresa de que Verónica sepa hacer platillos tan elaborados, fue obvia para Alexander.
Verónica estaba tan nerviosa como él. Se sentía como una primer cita. Aunque ya antes habían cenado juntos, nunca había sido algo casero o con tanta intimidad.
— ¿Cómo te sientes conmigo, Alexander?
Verónica no quería seguir perdiendo tiempo, no cuando había tenido un día pesado, no cuando mañana sería aún peor.
— Me siento bien, Verónica. No quiero que te vayas.
Alexander usó las palabras claves. Decía la verdad, en algún momento, deseó poder pasar mas tiempo con ella. En algún momento, comenzó a sentir celos.
— Nos hemos acercado mucho en estos días. ¿Viste la propuesta que te envié hace unos días atrás del divorcio?
Alexander sintió como si la presión se le bajara.
— Si.
— He hablado con él hoy.
— ¿Sobre que?
— Le he comentado que ya no iba a requerir de sus servicios, no en este momento al menos. ¿Te parece b