Tras recibir la noticia menos esperada en su vida, Teo Olivier se ve envuelto en una inmensa depresión, con la despedida de su gran amor y una libertad limitada obsequiada por sus padres antes de convertirse en el heredero de la fortuna familiar. Teo toma un camino lleno de peligros y dramas que poco tiempo después lo llevan a cuestionar todo lo que había logrado. Sus actos en un momento de depresión le traen consecuencias que tendrá que enfrentar a diario para lograr obtener su felicidad, Antes de darse totalmente por vencido al estilo de vida que lleva, el reencuentro con su gran amor le da una pequeña salida para mejorar de cierta manera parte de sus actos, todo comienza a marchar perfectamente, hasta entender que, debido a su inmadurez e inconciencia, pone a su gran amor en un enorme peligro, del que posiblemente no pueda escapar.
Leer másDesperté después de la larga noche en que todo parecía estar en mi contra, pensé que no habría otra cosa que me hiciera sentir peor después de saber que Clara, mi hermana menor, había nacido con la privación de observar lo maravilloso que es todo a su alrededor. Pensaba que en la vida no encontraría dolor igual a aquella noticia que había recibido hace años en el hospital…pero me equivoqué, siempre hay dolores que exceden los pensamientos y las situaciones… ahora me tocaba hacerlas sufrir a mí… perdón mamá, perdón Clara, jamás quise hacerlo.
–Imagino que ya te estás preparando para el anuncio que tú padre hará esta noche. –Comentaba mi madre Daniela desde su escritorio, mientras revisaba los nuevos proyectos que yo propondría en dicha reunión.
–No puedo ni imaginar el anuncio que mi padre hará, imagino que dirá algo como: “Pondré a prueba a mi hijo para confirmar que es la persona que la empresa necesita”, algo así o decidirá alargar más la reunión, con habladuría que realmente preferiría no escuchar. –Dije, estando casi estático al pie del escritorio de mi madre.
–No seas tan duro con él, últimamente ha estado estresado con todo esto del nombramiento. –Dijo mi madre.
–Sabes que no es necesario que lo haga en este momento, preferiría que me dé más tiempo para asumir el cargo. No me siento totalmente preparado. –Musité yo, casi a regañadientes.
La oficina de mamá era uno de los lugares del caserón Olivier que detestaba visitar, me encantaba pasar tiempo con ella siempre y cuando no hablara de mis obligaciones como el heredero de la fortuna familiar, casarme con una mujer no era algo que estuviera dentro de mis planes, sin embargo, a ella y a papá les encantaba mencionarlo y en ocasiones incluso se daban la tarea de buscar a la mejor pretendiente para mí. La oficina de mamá albergaba enormes pinturas de personajes que, según sus palabras, hacían milagros, desde siempre supe que mamá era devota a más no poder, le encantaba ir a la iglesia y lo hacía tan seguido que en ocasiones ni la miraba en casa por días, en su oficina siempre vislumbraban adornos alusivos a varios santos en los que ella creía, había decidido pintar su oficina en negro para que los adornos y pinturas resaltaran un poco más, era un espacio amplio, ordenado y limpio, sin embargo a mi aquel lugar me parecía tenebroso que incluso llegaba a sentir que me quitaba el aire.
–Hablaré con tu padre con respecto a tu nombramiento. –dijo ella.
–¿Realmente lo harías? –Pregunté con los ojos llenos de esperanza
–Así es, haré que tu padre te de 6 meses para que disfrutes de tu libertad como desees, luego de eso, deberás tomar todas tus responsabilidades.
–Ya veo, en todo caso es mejor 6 meses que nada. Te lo agradezco –comenté, con la voz abatida y el corazón en un menor tamaño. Pensé que con las suplicas de mi madre, papá se olvidaría de mi nombramiento, pero poco a poco me he enterado que es prácticamente el destino que ellos me han impuestos, sin ninguna salida adicional, tomaré esos 6 meses como parte de mi libertad.
Salí de la oficina de mamá, aliviado de poder respirar tranquilamente, los documentos que mamá revisaba, eran una propuesta que había decidido hacer para un negocio que realmente me interesaba, el arte era una de mis más sueños más apasionados, pero era más que obvio que, aunque mis padres lo admiraran no permitirían que yo me dedicara a ello de por vida.
–Esos pasos y tu respiración me indican que no te ha ido muy bien con mamá. –Comentó Clara al escuchar la puerta de su habitación abrirse. Ella se encontraba cerca de la ventana, leyendo un libro con sus dedos y sintiendo el calor de los pequeños rayos de sol que traspasaban los vidrios de la ventana.
–Esa oficina realmente me estresa y succiona la poca energía con la que llego. –Dije, tomando asiento en la cama.
–Le he dicho a mamá que debería remodelar, pero se niega a hacerlo, dice que todos ellos le han ayudado a cumplir sus objetivos. –Dijo Clara.
–Lo sé, es la misma respuesta que ella me da cada vez que le comentó sobre mi incomodidad en aquel lugar. –Dije.
Dejé caer mi cuerpo sobre la cama de clara, pensando en las palabras de mamá.
–Me darán 6 meses de libertad antes de mi nombramiento –dije finalmente.
–No te escuchas convencido de tu victoria. –comentó Clara.
–No lo estoy, por primera vez siento que fue un gran error pedir ese tiempo –dije.
–Lo dices por papá –insinuó Clara.
–Lo digo por mí. Es como si le estuviera poniéndole precio o valor a mi libertad, siento como si yo mismo me estuviera condenando a algo, pero algo de lo que realmente no tengo el conocimiento de lo que podría ser.
–Quizás solo es parte de la confusión de haber ganado, no lo pienses tanto y comienza a disfrutarlo.
–Tienes toda la razón, no debería pensar tanto en eso, sino más bien aprovechar el tiempo que me han dado, después de todo que mala podría pasar.
Aquellas palabras fueron como mi perdición, desde ese día me he visto en vuelto en asuntos de los cuales jamás pensé ser parte, algunos muy locos y descabellados, otros peligrosos y arriesgados, pero todos diferentes cada día, si en algún momento dudé que 6 meses no serían suficientes para disfrutar la vida, realmente me equivoqué, 6 meses son más que suficientes para lograr cualquier cosa que desees y más aún si tienes el capital para hacerlo, como es el caso de mi familia.
–Sabía que te encontraría aquí –dije.
–Pensé que ya habías olvidado nuestro lugar de encuentro. –comentó Elena.
–Eso no lo olvidaría ni, aunque me quedara sin recuerdos, este lugar está inundado en ese apestoso perfume que usas. –dije, con una leve sonrisa en mis labios.
Elena se lanzó a mis brazos, sus manos alrededor de mi cuello, eran el abrazo más cálido que podía sentir jamás.
–Te he extrañado mucho –dije, besando su mejilla dulcemente.
–Yo igual, pero tengo muy claras las condiciones de nuestra relación.
–Eso puede cambiar.
–No es necesario que me ilusiones de esa manera, hasta el momento me es suficiente que me quieras tanto como yo a ti.
Sonreí sutilmente.
Elena es la hija de la familia Bailey, la única hija y futura heredera de la fortuna familiar, sin embargo, antes los ojos de todos los grandes empresarios y adinerados de la isla, los Bailey no eran más que unos arribistas, según comentaban en la isla, la fortuna la había hecho la madre de Elena, Samantha de Bailey con cada uno de sus casamientos que según los comentarios que hacían las personas de la isla, terminaban a lo mucho un par de años después de que la ceremonia se llevara a cabo. Samantha quien decidía usar el apellido de su actual esposo con mucho orgullo, tenía pinta de ser una amante al romanticismo y en especial al sadomasoquismo, según comentaban todos los adinerados y ciudadanos, Francisco Bailey había sido el único esposo que había pasado con ella más de 2 años, muchos juraban que pronto le llegaría su hora, pero por lo pronto Francisco intentaba a toda costa ser parte de la alta sociedad y participar de una u otra manera en todos los negocios de los grandes adinerados.
–Ven conmigo –dije, a media vos, justo después de terminar de entregarnos mutuamente en lo que solíamos llamar, nuestro romance prohibido, estoy seguro que mi padre me mataría si llegara a enterarse del romance que Elena y yo teníamos, pero mientras no llegara a enterarse, la seguiría viendo como todas las semanas.
–Me voy a casar Teo –dijo ella después de unos segundos, con la voz quebrada, se lanzó a llorar.
Me dirigí a mi habitación a pesar que mi padre me dijo que debía quedarme. Desde mi punto de vista, necesitaba mucho aire, antes de poder tomar una decisión con calma, era mucha información, muchas personas y nadie en quien confiar. Me acosté en la cama, esperando encontrar la tranquilidad que llevaba desaparecida por unas horas. –¿Es esto lo que querías? –preguntó Clara en mi habitación–La atención del público, la aprobación de todos, debe ser satisfactorio ver que todos aceptan lo que tu dices, que todos te obedezcan sin prejuicios–.–¿Qué haces aquí? –pregunté–.–He venido a ver a mi hermano en su día más importante–.–¿Tu hermano? Recuerdo que habías dicho que no éramos nada–dije–.–Es verdad, lo dije. Debo estar un poco drogada para fingir ser otra persona, no tomé mis pastillas–Clara estaba comentando cosas que yo ni siquiera entendía, quise preguntar, pero preferí callar. Era un monologo con ella misma que no entendí ni por un momento. Tan solo deseaba que saliera con bien de
La reunión llevaba más de una hora y parecía no tener fin, se hablaba de todo, sobre como procederían a realizar mi aparición, sobre exponer a todos los que tuvieron que ver con la destrucción de la Monarquía y con la muerte de mi familia. En fin, todos en aquel lugar, tenían el objetivo de regresar a la antigua forma de gobierno. Al principio me parecía extraño que las personas desearan que los gobernara una sola familia en lugar de elegir a sus propios gobernantes, luego entendí que no sirve de nada elegir a una persona que solo se interese en el mismo y es lo que la mayoría de presidentes hacían. Solo velaban por su propio bienestar y el de sus seres más allegados, pero cuando se trataba de velar por el pueblo, no lograban hacerlo. –No podemos hacer eso o tendremos a toda la ciudad encima, la reunión debe ser decisiva para todo lo que vamos a hacer, debemos de mover las piezas sabiamente y evitar que las personas se vuelvan en nuestra contra, si imponemos a nuestro gobernante, no
–Mira estúpido, no tengo el deber absoluto de obedecerte o quedarme a esperar que me insultes como quieras, así que cuida tus palabras–dijo Francisco. –Francisco, no te he ofendido de ninguna manera y si lo que quieres es pelear, te sugiero que busques a otra persona, porque no tengo intención alguna de pelear con nadie. Agradece que te dejo pasar esto por el estado en que te encuentras, vete a dormir y olvidaré lo sucedido–dije–.Comencé a caminar. –No me dejes hablando solo infeliz–dijo Francisco, tomándome del brazo–.–Guarda tus palabras y tus acciones Francisco, no quiero iniciar una pelea contigo–.–No se trata de lo que quiera el niño bonito. ¿Cuándo podremos tomar decisiones por nuestra cuenta? Siempre debemos estar a la disposición de lo que esa absurda corte de protectores decida, no me parece para nada justo, ¡Es una estupidez! –Entonces renuncia, aquí nadie está obligado a quedarse o protegerme, si ustedes lo han hecho es por que han querido, yo ni siquiera sabía una mi
Recordar ese momento en que me hice la pregunta sobre si realmente amaba a Elena fue lo peor de ese momento, si quería torturarme esa era la mejor forma de hacerlo. Ese día reflexioné mucho sobre mis sentimientos por Elena, quería decir que sí la amaba con todo mi corazón y que haría cualquier cosa por ella, pero mi subconsciente sin dudarlo salía a defender su honor y me hacía preguntarme, ¿Porqué no enfrentas a tu familia?Dejé a un lado el tema de Elena y recordé lo primero que Damián me había dicho sobre Jamilet. –Es el tipo de mujer que quiero en mi vida, alguien decidida y sin miedo a tomar decisiones. Me encanta esa mujer–.–Ya lo creo. ¿Estás seguro de que podrías tener algo con ella? Es decir, no lo pregunto por ti, sino por ella–. –Lo intentaría de igual manera–.–Sí que estás enamorado–. –Es uno de los mejores sentimientos Teo, deberías de experimentarlo–.–¡Paso! eso del romanticismo te lo dejo a ti–.Damián siempre fue muy dedicado a cada uno de sus objetivos y alejado
Damián y Francisco se encargaron de buscar a Jamilet, según lo que cuentan, la encontraron en un camino poco poblado y con una suciedad que limpiarlo sería una ofensa a los utensilios. Logré verla después de que ellos la limpiaran y le detuvieran el sangrado. Decidieron llevarla a una de las casas seguras de Damián, a la que también decidieron llevarme a mí. Por cuestiones de seguridad, debía estar lo más alejado posible de la ciudad. Verla tendida en la cama me hizo recordar la vez en que vi a Elena morir en mis brazos. Su cuerpo frío y su color pálido, me hicieron revivir ese momento. Me acerqué a ella y sus manos estaban heladas. Me senté en una silla junto a su cama y posé mi frente en su mano. Sentí como el calor de mis lágrimas comenzaba a deslizarse desde mis ojos hasta mi mentón. No podía decir nada, tan solo me quedé llorando, quizás mantenía la esperanza que mis lágrimas mejoraran su estado. –Teo –hemos encontrado al responsable– comentó Francisco–.Le di un beso a la mano
Habían pasado 2 días más y Sofía y Jamilet no daban ninguna señal. No podía evitar sentirme preocupado por ellas. La angustia en mi pecho comenzaba a crecer constantemente y más al recordar que ahora tenía un enemigo que posiblemente había transformado todo su amor en odio. Clara podía ser la persona más dulce si así lo deseaba, pero igual podía ser la persona más despiadada de quererlo. Las enfermeras me habían dado el alta y Francisco había llegado a recogerme, se había empeñado en hacer de mi guarda espaldas mientras la sociedad daba el siguiente paso a la fase 3. Una camioneta se nos atravesó cuando nos dirigíamos camino a mi casa y supe que se trataba de Damián. Nos siguió muy de cerca todo el camino. –No entiendo que has venido a hacer aquí, te has vuelto tan idiota que todo mundo sabe tu rutina –comentó Damián en un tono de molestia–. –Cállate, no es necesario que le hables así– interrumpió Francisco–. –No te atrevas a tocarme de nuevo, mugriento –dijo Damián mientras levan
Último capítulo