Al oír eso, Guillermo supo que ya no había salida. ¿Pero cómo demonios consiguieron Lucas y Alan esa grabación? ¿Plantaron algún chip o dispositivo de grabación en la casa? ¿Podrían haber escuchado todas sus conversaciones? ¡Esto era increíble! ¿Hasta dónde podían llegar para sacarle mierda, eh?
Guillermo carraspeó. —Eso podría ser falso. Quién sabe.
—¿Crees que soy algún tonto, verdad? ¿Me veo como un perro que vuelve a su vomito? Más te vale cuidarte y dejarme en paz antes de que llame a la policía —advirtió Juana.
Guillermo bufó. —¿En serio, Juana? ¿De verdad me vas a dejar ir? ¿Después de lo que pasé…?
—Lo que te pasó fue por tu propia avaricia e intenciones malvadas hacia mí. Ahora sé que nunca te importé de verdad. Sólo querías algo de mí. Me hiciste pasar por tonta y me engañaste durante seis años. ¿Y ahora quieres hacerme creer otra vez? Lárgate de aquí antes de que empiece a usar más que palabras. —Ella lo fulminó con la mirada.
Guillermo se peinó el cabello con la mano. —Est