Comimos con calma, saboreando aquella deliciosa comida que tanto añoraba de mis días en Seúl, y después de eso, la señora Chang empezó a enseñarme álbumes de fotos donde aparecía Kevin, al mismo tiempo que este recogía la cocina sólo, pues la señora no me había dejado ayuarle.
- Mírale aquí – me señalaba, mientras me enseñaba a un niño de unos cinco años de edad enseñando sus desvergüenzas a la cámara mientras intentaba coger las sábanas que su madre tenía colgadas en el tendedero – era un trasto.
- ¿y está es Aina? – señalé hacia la foto que había al lado, donde aparecía una niña de la misma edad, con una amplia sonrisa mirando hacia la cámara.
- Así es, mi pequeña Aina... - sus