Era tarde, pero no podía dormir más, una horrible pesadilla en la que David me acariciaba los pechos me había despertado, y parecía imposible volver a conciliar el sueño.
Me levanté de la cama, agarrando del suelo su camisa para ponérmela, antes de echar una leve ojeada a aquella bella escena, donde Kevin dormía sobre la cama totalmente desnudo, con una fina sábana envolviendo su cintura.
Él había vuelto a hacerlo, había vuelto a hacerme el amor, había vuelto a envolverme en sus besos y en sus gemidos, provocando que me olvidase de todo, que nada más importase.
Aquella canción tenía razón, él era mi refugio, él único que podía ayudarme a salir de aquel abismo en el que me encontraba sumida, el único que podría salvarme.
Me senté sobre el sofá de la sala, mientras escuch