"Ana Álvarez es una mujer olvidada, una mujer que tiene un peligroso pasado que ocultar, una tragedia que olvidar, una culpa que cargar. Por esta razón se marcha lejos, a un lugar para olvidar. Casi ha perdido toda esperanza de ser perdonada, de que su corazón pueda ser salvado, pero entonces, ocurre, un gesto amable y desinteresado que podría cambiarlo todo. ¿Podrá ella dejarlo todo atrás? ¿podrá dejar atrás el pasado y abrir los brazos hacia el amor? ¿y TaeSang, descubrirá su más oscuro secreto?" Todo esto y mucho más en una bonita historia, donde el amor, el odio, las mentiras y el dolor son los protagonistas.
Ler maisLas chicharras chillaban con insistencia sobre los árboles del parque. Hacía un calor terrible, una sofocante humedad cálida, de esas que son características en Seúl, la ciudad donde vivía.
Se acercaba el verano, los días estaban siendo mucho más largos, y el calor era insoportable en aquellos días.
Sentada sobre uno de los bancos, admiraba una enorme pluma de paloma que había sobre la madera, junto a mí.
Me levanté mientras acomodaba mi cabello hacia un lado y guardaba la pluma en uno de los bolsillos del pantalón de mi uniforme. Miré hacia la cafetería donde trabajaba, percatándome de que algunos clientes entraban en el lugar.
Corrí hasta ellos sintiendo la suave brisa sobre mi rostro, mientras mi cabello se ondeaba tras de mí.
El lugar donde trabajaba era una cafetería americana. Era curioso, pues entraban más coreanos que americanos en aquel negocio.
Mi jefa, una mujer mayor, de unos 70 años, bastante reservada y seria, a la que me había obligado a decir, señora, era coreana. Algo raro, ¿no creéis?, un coreano montando un negocio americano. Pero lo cierto era que ella había vivido en EEUU desde que tenía uso de razón, incluso se casó con un americano.
Aquel día parecía ser tan tranquilo como cualquier otro, todo en aquel lugar era siempre igual. Me sentía agradecida de haber encontrado aquel trabajo cuando había llegado al país, tan sólo unos pocos meses atrás. Recordaba conmovida como el señor Miyagui, un hombre mayor de más o menos la misma edad que la señora, el cual había conocido en el avión, me había puesto en contacto con ella. Gracias a él y a la señora Chan había conseguido adaptarme a aquel lugar.
Aunque la verdad era que yo no quería para nada encajar, es más casi nunca hablaba el idioma por temor a ser aceptada, así que tan sólo me limitaba a hablarles a todos en inglés.
Salí por la puerta casi obligada, con mi bolsa a cuestas, mientras caminaba hacia el parque, el lugar más relajante de todos.
La verdad era que yo no solía coger el autobús, el metro, o cualquier otro medio de transporte, me gustaba mucho caminar. Para mí era como mi propia penitencia.
Llegué a una enorme plaza de piedra, cerca de donde la gran estatua del antaño emperador Joseon se encontraba, y me tumbé en la caliente roca boca arriba, sintiendo el calor de esta sobre mi espalda.
Cerré los ojos en paz, aunque podía sentir como miles de personas me miraban y murmuraban, compadeciéndose de mí. Pero no me importaba, en cierto modo me gustaba ser una incomprendida en aquel lugar.
Me gustaba mucho sentirme sola, sentir que no tenía a nadie en aquel triste mundo. No podía dejar que nadie se volviese a acercar lo suficiente, no podía dejar que nadie viese como era realmente.
Me levanté sin prestarle demasiada atención, mientras seguía mi camino, sin mirar hacia él siquiera, sin tan sólo responderle. No quería hablar coreano con nadie más que no fuese mi jefa. Así que simplemente pretendí que no le había entendido.
Caminé por el puente, sobre el río Han, mientras sentía el sol en mi espalda. Pronto anochecería, y eso me tranquilizaba, el día acabaría pronto.
Miré hacia abajo, tocando mi colgante, mientras aligeraba el paso hacia casa.
Entré en casa de sopetón, sin prestarle atención a Kity, mi gata (la había encontrado en la calle, y tras echarle un poco de pan, me había seguido hasta casa, y como mi casera era bastante buena me dejó quedármela), dejando mi bolsa sobre la mesita del salón, tumbándome sobre el sofá. Estaba exhausta, y no era de haber caminado hasta allí. Estaba cansada de sentir aquel peso sobre mí.
Kitty caminó hacia mí, acariciando mis dedos, que colgaban del sofá, con su cola. Dejando claro que quería ser saludada y mimada.
Miré hacia ella con una sonrisa, era divertido.
Dejé mi dolor a un lado, agarré a mi gata y la puse sobre mi regazo, para luego acariciarla dulcemente y notar como el animal ronroneaba.
Había dormido de maravilla aquella noche, junto a él.Me obligué a no pensar en lo que nos esperaba fuera, mientras le miraba enamorada. Era perfecto, realmente era lo mejor que me había pasado en la vida.Ana…- comenzó él tras abrir los ojos y verme junto a él, pero al contrario no de mí no parecía feliz, más bien parecía preocupado. - ¿qué hora es? – Preguntó mientras miraba el reloj de la mesilla de noche. - Mierda.¿tienes algo que hacer? – Pregunté sin apartarme de su lado.Tenía una cita hace quince minutos – anunció mientras se levantaba de la cama y se lanzaba a por el celular – será mejor que llame para comunicarle que me retrasaré. - cogió el teléfono y lo colocó en su oreja mientras miraba hacia mí – señor Miyagi
Había acompañado a Han Tae Sang a su hotel, nos encontrábamos frente a la puerta del hotel y aún seguíamos mirándonos sin querer decirnos adiós. Bueno…- comencé – será mejor que me vaya… Quédate – suplicó mientras me miraba de esa forma que sólo él sabía. Sabes que no puedo, no debería. ¿deberíamos ir a otro lugar? – Preguntó mientras lo miraba sin comprender a que se refería. - podríamos ir a algún club, he aprendido nuevos pasos de baile…- comenzó haciendo que le mirase divertida. Aquí se llaman discotecas – le corregí. - Y son demasiado estrictos con la ropa, no vamos vestidos para la ocasión. Estás perfecta – dijo mientras me besaba en la mejilla. Le sonreí mientras él me devolvía la sonrisa – podemos ir sólo a beber entonces. Apenas unos minutos más tarde nos encontrábamos en un pub, Pipo me saludó con la mano al verme entrar en su local. Pero parecía realmente o
Me encontraba frente a mi hermana, en la puerta de la casa de mis padres, ella me miraba totalmente sorprendida por encontrarme allí de nuevo, temiendo que volviese a insultarla. Lian…- comencé, mientras mi hermana me miraba sin comprender. Tan pronto como comprendí el daño que le había hecho a mi hermana pequeña me abalancé sobre ella sin tan siquiera entrar en casa y la abracé con fuerza. Ya no estaba enfadada con ella. No, tan sólo me lamentaba de no haber sido más comunicativa con mi hermana, de no haber sido más cercana a ella… quizás si todo hubiese sido diferente entre nosotras, quizás las cosas hubieran sido diferentes. - Lo siento – me disculpé mientras mi hermana me devolvía el abrazo – yo no lo sabía. ¿qué es lo que no sabías? – Preguntó mientras se separaba de mi abrazo - ¿no sabías que aquellas palabras me harían daño? No, no lo sabía. - reconocí mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. - si hubiese sabido cuanto le
Me abalancé sobre Luis para abrazarle fuertemente cuando este hubo abierto la puerta de su casa. Estaba totalmente sorprendido por aquella reacción. Pero no hizo preguntas, tan sólo me palmeó la espalda mientras yo lloraba sobre su regazo. Hacía tanto tiempo que nadie me abrazaba que había olvidado lo que era sentirse vulnerable.Apenas unos minutos después Luis me besaba sobre la mejilla, intentando calmarme, justo como solía hacerlo antes. Le miré despacio mientras él me sujetaba de la cintura con ambas manos y me miraba en paz. Yo también lo hacía. Por primera vez en mucho tiempo volvía a tenerle, quizás él podría llevarse aquel dolor… quizás si lo dejaba él podría arrancar a aquel hombre de mi alma y expulsarle de mi corazón.Tragué saliva nerviosa, mientras él limpiaba mis lágrimas con
Me encontraba sobre la barandilla de la terraza del chalet de mis padres, estaba sola pensando en lo que Jaime acababa de decirme, parecía que aquella pesadilla no terminaría jamás. No sabía en qué momento de mi vida todo se había complicado tanto, y parecía imposible de solucionar, parecía que siempre estaría en aquel punto, discutiendo con Jaime mientras mi corazón seguía pensando en otro. ¿por qué estás aquí tan sola? – Preguntó alguien detrás de mí, haciendo que mi corazón le reconociese, él estaba allí. No debería haber venido, me dije, debería haberse quedado dentro jugando a aquellos juegos de mesa, con mi hermana. ¿ya te has cansado de jugar? Nunca me han gustado los juegos – admitió, mientras se posaba sobre la barandilla a mi lado, intentando parecer más cercano. Pero yo seguía mirando hacia el jardín, admirando como los pájaros bebían agua desde la pequeña fuente que mi padre tenía allí abajo.- Todo era más senc
Aquella noche no dormí bien, sabía que al día siguiente me tocaría fingir frente a mi familia, amigos e incluso frente a él que todo estaba bien. Que estaba realmente enamorada de Jaime y que quería pasar el resto de mi vida junto a él.Me encontraba en el salón de la casa de mis padres esperando para comer, nos habían invitado a comer a todos, Jaime no tardaría en llegar junto al resto de los invitados, yo siempre llegaba puntual últimamente. Sobre todo desde que no tenía trabajo.Suponía que aquella comida familiar era una excusa de mi madre para poder reunirnos a todos, pero esa no era la única razón, en cuanto vi aparecer a mi hermana con su nuevo “novio”, comprendí que ellos también querían darle una buena bienvenida a España al muchacho.Aquella comida era incómoda, el evitaba mi
Último capítulo