El inicio de mi primer trabajo oficial, entré sola por la puerta, Jorge había aceptado el consejo que le dieron, debía esperar a quitarse el yeso, además de llevar un certificado indicando que estaba apto para trabajar.
El aroma a café llegó a mis fosas nasales cuando me lo serví, de haber sabido cual era mi oficina lo hubiese consumido en aquel lugar y evitar que me reclamaran.
-¡Llegas tarde! –Expresó mi tía y nueva jefa.
-Son las siete y cinco –dije observando la hora en mi celular.
-La entrada es a las siete -reclamó como si no lo supiera.
-Entré a la hora, llevo cinco minutos aquí –discutí.
-No me reproches que el personal debe estar quince minutos antes.
-Hubieses mencionado entonces que la entrada era a las seis y cuarenta y cinco –Ser contestona era un defecto que tenía de niña y me acompañaba en mis veinticinco.
-Te dejaré pasar, ya sabes para la próxima –Me habló en tono grotesco. Remiré los ojos y eso hizo que se enojara-. Yo no fui la que te contraté, de ser así ya te hubi