-¡No, no, no, no puede ser! -Exclamé al salir de la mansión de los Valderrama- ¿El dinero fraccionado y hay que presentar facturas de lo que compremos?
-¡Maldición, esto no es lo que esperaba! –Expresó Jorge lleno de cólera.
-Pero yo debo regresar a mi pueblo, tener una vida, ¿cuánto tiempo deberé andar detrás de ti solo para que piensen que soy tu mujer?
-¡Seis meses, no lo escuchaste! –Me dijo Jorge en voz alta- el problema es que necesito el dinero lo más pronto posible, ojalá nos den una buena cantidad al final de mes. ¿Tienes para el taxi? No cargo efectivo.
-¿Y para dónde vamos? –Pregunté, cuando las lágrimas querían salir.
-Al apartamento, ¿o querías comprar algo en el super mercado?
Fruncí el ceño.
-¿Contigo? A ninguna parte, pensaba tomar el dinero y agarrar el vuelo a mi pueblo hoy mismo –expresé.
-Las cosas no salieron como esperábamos, los planes cambiaron.
-Bueno cambiaran los planes, no puedo vivir contigo y fingir que no te tengo ningún rencor.
-¿Y qué piensas hacer?