—No tienes que preocuparte por ella. Los niños pelean a veces, se resolverá en un rato.
Diego rodeó el hombro de Mauricio y siguió a Javier.
—Oye, no soy niño...
—Ah bueno, no eres niño...
Javier no contestó, pero podía sentir la indulgencia de Diego.
No obstante, no dijo nada en respuesta.
Cuando J