—Por cierto, Ignacio, ¿por qué todavía no estás durmiendo a estas horas? Diego me dijo dónde estaba, no estarás esperando mi mensaje a propósito, ¿verdad? ¿Sigues entrenando?
Aunque no se escuchaba con claridad a través del teléfono, podía oír el sonido de un teclado.
Aunque Ignacio y Javier tenían