Ysabelle, al llegar a la casa de su amiga, la consiguió discutiendo con Arnaldo por el color de la habitación del bebé. Arnaldo le decía que el color de la habitación tenía que ser un color que no se destacara ni por niño ni por niña, pero ella quería que la habitación se pintara de color verde manzana porque ese color era su favorito. Ella los miraba divertida.
—Parejita, dejen de pelear, lo que dice Arnaldo tiene la razón; si lo pintas de verde, parecerá de niño, no de niña —comentó Ysabelle.
—Exacto, y si es niña —afirmó Arnaldo.
—Pero —murmuró Lucia.
—Pueden pintarlo de azul cielo y blanco con colores que son cálidos y son adecuados para la habitación de un bebé —aconsejó Ysabelle.
—Ysabelle, esos son los colores que quiero —le contó él.
—El azul no me gusta —dijo Lucia molesta.
—Verde con blanco, más blanco que verde —aconsejó Ysabelle.
Lucía sonrió.
—Así sí.
—Iré a comprar las pinturas —anunció él saliendo de la casa.
—Arnaldo está tomando muy bien su papel de padre —comentó Ysa