En el restaurante.
—¡Ja, ja, ja! Sí que me he reído esta noche —habló Ysabelle risueña.
—Lo mismo digo, tienes una sonrisa hermosa —dijo Christopher sonriéndole.
Ysabelle estaba apenada.
—Gracias.
—¿Qué quieres hacer? —le preguntó Christopher.
—Me encantaría comer un helado —comentó Ysabelle feliz.
—Podemos ir a uno que queda cerca —le sonrió él.
—Sí —afirmó contenta.
—¿Qué te parece la velada? —le preguntó.
—Muy linda, todavía falta —aclaró Ysabelle riéndose con picardía.
Christopher estaba apenado.
—Eres una mujer muy sexy.
Ysabelle soltando una carcajada.
—Más o menos.
Terry llegó con un bebé en sus brazos.
—Hola, padrino.
Christopher quitándoselo con cuidado.
—Hola, Michael.
Ysabelle mirando al pequeño.
—Está muy hermoso, se parece mucho a usted, pero tiene los ojos de su madre y el cabello también.
—Es verdad —sonrió Christopher. El pequeño Michael se reía con su padrino.
—Pronto será el bautizo —informó Terry.
—¿Y ya sabes quién será su madrina? —preguntó Christopher.
—No, Ari