Capitulo 51
Faltaba poco, solo tres días, y Mario y yo nos veríamos en los tribunales. Esta vez mi primo estaría encerrado entre rejas, y nunca volvería a hacer daño a alguien más.

Pienso en Fernanda como siempre, y su recuerdo es vivo y palpable. Ella es hermosa, leal, cálida, de las que te roban el alma con una sonrisa, y Fernanda no paraba de acumular cargos. Yo simplemente la quiero.

Cavilo en los últimos ocho años, viviendo en lo que creía mi infierno personal, si saber que era lo que esperaba, hasta que Fernanda llegó. Supongo que así es la felicidad, momentos e instantes que uno no espera y te llenan de vida.

Fueron años en los que estuve oculto, reprimiendo mis emociones, sintiendo una culpa que no me pertenece, creyendo que pude haber hecho algo diferente y ella aún seguiría aquí. Pero no. Quizás sí. Eso no puedo saberlo, y no me voy a comer la cabeza, ni negarme la felicidad, por algo que no fue mi decisión. Nunca olvidaré a Liliana, no obstante, eso no significaba que no siguiera
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