Capitulo 8

–¿Cuánto es lo que sus padres necesitan?

–Más de un millón de peso calculo. –Murmuré apenada. –Mi padre no me ha dicho con certeza lo que debe, pero supongo que el valor de la casa y todo los prestamos que a pedido, alrededor de su vida y que no ha pagado, dan esa sumatoria.

Mi jefe se me queda viendo pensativo, era como si hubiera encontrado mi debilidad. Me sentía apenada, pero al mismo tiempo responsable de hacerle saber a este hombre, que estaba en apuro y que quizás, era mi ultima esperanza para poder ayudar a mis padres.

–Sabe señorita Guevara, soy el hombre más poderoso de esta ciudad. –Se acerca lentamente a mí, pero con una gran letalidad que me hacía sudar. –Pareciera que mi vida es perfecta y que puedo tener todo lo que quiero, con tan solo chasquear los dedos. –Yo solo asentí con la cabeza, porque realmente creía que era así. –Pero no, soy un hombre que tiene una diferente percepción de lo que es el dinero y su valor. –Y cuando se posa enfrente de mí, puedo ver la perfección de su cara simétrica. Era tan hermoso que no puedo contenerme a suspirar. –El dinero no compra la felicidad de nadie.

–¿Y que es la felicidad para usted? –Estaba curiosa.

–No es el tema. –Trató de no darme más información que pudiera ser muy personal para él. –Pero lo único que sé, es que quiero ser el presidente de la empresa Ferguson.

–¿No cree que su deseo de tener esa empresa, sea solo avaricia?

–Para nada. –Niega con seguridad. –Esa empresa sería más carga y trabajo para una persona tan joven como yo, pero esa empresa tiene mas significado para mi de lo que usted cree.

Yo lo mire dudando, ya que su pelea con su hermano y su decisión de anunciar un compromiso de la nada, me sonaba bastante efímero y poco significativo. Era como si un pequeño estuviera haciendo un berrinche por un capricho sencillo. Pero estaba más que equivocada, al parecer los hombres ricos también tiene problemas. Uno pienso que solo la gente normal y que parecen mortales, puede tener problemas, pero también los hombres ricos y poderosos como él los tenían.

Y como él dijo, el dinero vale diferente para cada persona. Puede que, para mí en ese momento, el dinero era lo que más importante, ya que quería salvar a mi familia de los cobradores, sabía que vendrían por mi padre y lo harían pagar incluso con su sangre. Él era tan viejo que sabía que con un golpe se podía desvanecer. También era consiente que los prestamos que había pedido, no eran con los bancos directamente, sino que había mucha gente que hacía prestamos exprés donde vivíamos, y no eran la clase de gente con la que quisiera toparte, ni tampoco verte involucrado.

–Dígame, ¿qué tan significativo es esa empresa para usted? –Lo mire con mis ojos verdes atentamente, mientras el joven solo tragaba saliva.

–Es mi vida, es mi lucha, es mi deseo. –Parpadeo varias veces mientras su voz ronca me hace querer acercarme a él. –Dígame, ¿qué tan significativo es ese dinero para usted? –Repite lo mismo que yo, solo cambiando el deseo.

–Es mi vida, es la lucha que hago diario y es mi familia.

–Yo tengo lo que usted necesita, y usted también tiene lo que yo necesito. –Su aliento a menta recorre mi cara. –Todo lo que necesitas, lo tengo yo. –Me afirma. –Pero solo necesito saber una cosa más.

–¿Qué? -Pregunté compartiéndole mi aliento.

–¿Esta dispuesta a firmar un contrato?

–¿Qué tipo de contrato?

–Uno en donde diga que usted será mi prometida, hasta que encuentre una manera de hacerle saber a mi padre que estoy listo para heredar esa empresa.

–¿Cuáles son las condiciones? -Pregunté realmente curiosa.

–En este momento debe saber que ser una prometida, es prácticamente comprometerse conmigo de todas las formas. –De pronto se acerca más y más a mí. –Soy un hombre de compromisos y no estoy dispuesto a darle un significado menor a esto.

–Pero estaremos mintiendo.

–¿Y eso que? –Alza las cejas retador. –También soy un hombre que le encanta saber que es de su propiedad y que no.

–Con ese papel no lograra tenerme por completo. –Murmuré.

–La tendré, eso es lo único que vale. –Sonríe como un pequeño diablillo.

–Esta siendo un canalla con las palabras que esta usando, no soy una puta a la que pueda comprar. –Estaba dispuesta a pelear por respeto.

–Jamás la llame de esa forma, ¿usted cree que yo pienso que es una puta? –Su mirada era muy fuerte y poderosa, era incluso más fuerte que la mía, pero aun así, no retire mi mirada de él. Ya que no sabía lo que había en su mente, no sabía que pensaba sobre mí. Incluso podía pensar que solo soy una cualquiera por pedir dinero. –Hay muchas en las calles, podría comprar a cualquiera, pero ahora le estoy pidiendo a usted que sea mi prometida y que firme un contrato conmigo. ¡Sepa su valor! -Me regaña.  

De pronto se da la vuelta, era como si me hubiera desconocido. Supongo que pensó que era como cualquier chica, al saber mis dudas, pero antes de que saliera por esa habitación, lo detuve.

 –¡Deténgase! –Le pedí con voz firme. –Se mi valor como mujer, pero no sabía que esa era su interpretación de mi valor, supongo que ahora lo se. –Tenía que aceptar que era bueno con las palabras. Me hizo hacerme arrepentir sobre mis palabras y como las usaba, lo cual era completamente humillante de admitir, para una persona tan orgullosa como yo. –Firmare ese contrato.

El hombre se detuvo en seco, era como si no pudiera moverse. De pronto me miró, como si no pudiera creerlo. Yo tampoco yo lo creía, pero solo me quede parada ahí, enfrente de la ventana mientras la luz de la luna me alumbraba. Era incluso más tentadora para ese hombre, lo sabía.

Mi jefe camino lentamente hacía mí, hasta quedarse a solo algunos centímetros de mi persona. Era como si quisiera comerme, pero solo suspiro profundamente, captando el olor de su jabón con el que me había bañado. De pronto me sentí tan desnuda, como cuando él entro a la habitación, solo para darme una toalla. Sentía que quería besarlo con todas mis ganas, sus labios estaban hidratados y rojos como una manzana recién cortada. Su aroma y su persona, eran realmente tentadoras. Él era perfecto y no podía creer que lo estaba diciendo, pero sentía que el corazón me estaba apunto de explotar. Mi sangre subía y bajaba, los nervios me estaban matando, quería besarlo y atraparlo entre mis labios.

Lentamente se fue acercando, era como si supiera de mis deseos. Acomoda sus labios sobre los míos y de pronto, me atrapa y me aferra a su cuerpo. Fue como sentir dos pesas sobre mí, pero el sentimiento se sintió dolores y satisfactorio. El sabor de sus labios a menta con una combinación a un poco de wiski, es un sabor realmente tentador.

Por un momento los dos dejamos de existir, de pronto las deudas de mis padres se fueron volando como un globo, al igual que los problemas con la empresa de mi jefe. Era como si me sujetara con fuerza, para llevarme al mismismo cielo. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo