Capitulo 7

–¿Qué? –Respondió su padre atónito.

–¿Qué? –Pregunté atónita al igual que su padre.

–Sí, ella es Ana Guevara. –Toma mi mano entrelazando nuestros dedos.

Al sentir sus dedos alrededor de mi mano, puedo sentir como un espasmo de energía pasa por mi cuerpo. Miles de preguntas se pasaba por mi mente, mientras que la sorpresa de mi cara es realmente evidente.

–Señorita Guevara. –Se presenta su padre con educación, regalándome una mirada bastante alegre. –Es un honor conocer a la prometida de mi hijo, yo pensé que Alicia…–Pero su hijo lo detiene, antes de que pueda revelar una de mis grandes dudas.

–Alicia esta en el pasado, ahora ella es mi presente. –Siento pasas sus delicados dedos por los míos. No podía negar que sentir su toque era agradable, sus manos eran suaves tal terciopelo, pero sus decisiones me hicieron temblar.

Realmente no se porque no dije nada ante tal mentira, si lo que me sobraba era boca, cuando se trataba de pelear o de exigir algo, pero me quedé sin palabras al estar con un hombre como él. No era como si no me hubiera topado con hombres con tal porte o belleza, pero nunca había sentido una conexión con alguien. Había una sensación que se paseaba por mi cuerpo, era un sentimiento de agobio y placer. Me estaba matando. Me robaba todo el oxigeno que tenía. Me robaba todas las fuerzas que tenía. Me robaba mi energía y sin más, me dejaba sin aliento.

–Pero pronto tendrá más tiempo para charlar. Me la llevare. –Me jala con fuerza para llevarme por los corredores de la mansión, hasta llevarme de regreso a su habitación.

Y cuando nuestras miradas se encuentran, los dos empezamos una conversación algo distinta, ya que estábamos sorprendidos por lo que había pasado.

–¿Qué demonios fue eso?

–No lo se. –Me responde confundido.

–¿Cómo que no lo sabe? ¿Acaso hablo de compromiso?

–Sí. –Se dijo a sí mismo.

–Debe de estar loco.

–Sí, lo estoy. –El hombre paso sus dedos por su cabellera castaña, para tomar el control de algo que se le había pasado por las manos. Estaba segura que ni siquiera se había dado cuenta de lo que había hecho, hasta que llegamos a su habitación. –Lamento mucho lo que hice, pero …–No encontraba palabras, el joven hombre estaba muy confundido.

–No puedo creer que haya dicho tal cosa. –Murmuré. –Este día es el más loco que he tenido. –Suspire para sentarme en su cama. –Primero mis padres y después esto.

–¿Qué hay con sus padres? –De pronto me mira con preocupación. –¿Están enfermos?

Yo me quede callada mirándolo fijamente. No sabía si contarle lo que estaba pasando en mi familia, no teníamos una relación estrecha para poder contarle mis problemas, ya que era una persona muy orgullosa y no me gustaba hablar de mis problemas.

–No, no es nada. –Negue mirando hacia el suelo, pero él sabia que mentía.

Así que me miró con una ceja alzada, no me creía nada de lo que estaba diciendo.

–Y puedo preguntar, ¿qué hacía en la oficina de una persona cómo David? –Eso si llamo mi atención. Él estaba hablando de uno de mis mejores amigos, yo también quería saber que estaba haciendo en la empresa de los padres de David.

–¿De que esta hablado? ¿Cómo que una persona cómo David?

–¿Usted es su…? –Esa pregunta no parecía ir a un buen camino.

–¿Acaso esta sacando conjeturas sobre mí? –Me levante de la cama para hacerle frente.

–David es un joven de mundo, pero si no lo sabe le diré que clase de hombres es él. –Yo solo cruce los brazos, para escuchar lo que quería decirme. –Ese hombre a dejado el nombre de su padre en vergüenza. Se ha metido en tales problemas que su propio padre no lo quiere reconocer como su igual. Es un hombre que siempre a salidos con las peores personas de este negocio, no es una persona con la que quiera ser relacionada.

Realmente le había perdido mucho la pista a la vida de David, sabía que era una persona muy inestable y que siempre tomaba las daciones incorrectas, pero no sabía que incluso el hombre más importante de esta ciudad, sabía quién era él y en que problemas estaba metido. Debió de ser tal escándalo, para que este hombre este hablando con tanta confianza, sobre su vida personal y laboral.

–Se equivoca conmigo. –Aclare mi voz relajando mis brazos. –Y creo que también se equivoca con David. –Pero por más que quisiera salvar a mi amigo, el hombre opulento y fino, no me creía. –Se que no es un hombre que tomes las decisiones más inteligentes del mundo, pero él es una buena persona.

–Debe conocerlo muy bien, para tratar de meter las manos por él.

–No estoy metiendo las manos por él, solo le estoy diciendo lo que se. –Suspire. –David y yo acudimos a la misma universidad, estuvimos en la misma carrera y fuimos muy buenos amigos, yo estaba hablando con él porque…–Pero luego me di cuenta que le estaba dando mucha información. ¿Por qué? ¿Quién era él para meterse en mis asuntos?

–Prosiga. –Me pide con educación.

Pase mis manos sobre mi cara, consternada por los problemas que había en mi casa. Pero cuando me detuve, mi celular empezó a sonar, se me había olvidado por completo que mi celular estaba guardado en uno de mis bolsillos mojados. Así que saque el celular, para darme cuenta que era Rosali.

–¿Hola? –Contesté de inmediato, dirigiéndome hacía la ventana de la gran habitación.

–¡Hermana! –Se encontraba sollozando. –Papá esta tratándole de vender el auto al vecino. –Me avisa. –El vecino quiere verle la cara y quiere darle solo un poco de dinero, se esta aprovechando de que mi pobre padre este desesperado por vender algo.

–Rosali, no le permitas vendes el auto. –El auto valía bastante dinero, como para que alguien se lo quisiera vender por tan poco. –Dile que tendré el dinero pronto.

–¿En serio? –Y de pronto mire a mi jefe, quién me estaba observando con deteniendo. De pronto él pudo saber que estaba en un aprieto, y aunque tratara y tratara de ocultarlo, el problema seguiría ahí si no encontraba una manera de detenerlo.

–Rosali, habla con mamá y dile que ya tengo el dinero. –Trague saliva porque había dicho una mentira. –Ella tranquilizara a papá y yo me sentiré más segura de lo que voy a hacer.

–¿Qué planeas hacer? –Me pregunta la joven inocente, pero sabía que Rosali era muy joven, para meterla en problemas de adultos.

–Has lo que te pido. –Colgué el teléfono después de un suspiro ahogado, para mirar a ese hombre con mi orgullo destrozado. –¿Quiere saber por qué estaba en la oficina de David? –El hombre asiente con la cabeza mientras endurece la mandíbula. –David era la única salvación que tenía para que no me embargaran mi casa, y para que los cobradores no vinieran mañana a tocar la puerta de mi casa, para amenazar a mi padre. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo