—Iremos a tu restaurante.
Cuando escuché esto, volteé a ver a Dereck con incredulidad y pregunté para confirmar:
—¿Mi restaurante?
—Sí.
—Cómo es que...
—¿Existe? —completó el terapeuta con seriedad—. Durante las charlas con el señor Johnson, me contó que mientras estuviste en coma, él se dedicó a inyectar capital para levantar tu negocio y se alió con un inversor para reestructurarlo. Me dijo que él se sentía culpable por jamás apoyarte y pensó que esa era una forma de expiar sus pecados.
Incapaz de creer lo que acababa de