56. Para llevarte de regreso
Arin se sintió un poco tonto por reaccionar sin pensar y se sintió agradecido de no haber alcanzado aquella mujer, pues se podría meter en un gran lío.
“Vendré luego a visitar la joyería para intentar contactar a la dueña, pero creo que por los momentos debo mejor ir a visitar a mis hermanos”.
Unos minutos más tarde llegaba en un taxi a la propiedad de Yash. Era una gran mansión, con un terreno que abarcaba una manzana entera. Tocó el intercomunicador y se percató de que había reforzado la seguridad, pues había cámaras por doquier.
— ¡Tanvi!, qué emoción, ya te hacía jubilada y descansando en tu casa, mi hermano es un explotador—. Arin tomó aquella mujer de la tercera edad que había sido la nana de todos cuando estaban pequeños y la abrazó.
— No puedo creerlo, ha llegado mi niño, tantos años sin verte.
— He estado demasiado ocupado, lo siento, esperaba verte durante la celebración de mi matrimonio, pero no asististe.
— ¿Qué va a hacer una vieja como yo en un lugar así? Ya estoy muy ca