Felipe habló mientras intentaba arrancar la ropa de Clara con enojo. Se sentía furioso. Había mantenido su pureza durante más de veinte años, y ahora, no solo lo había visto todo, sino que también estaba difamando su reputación diciendo que no era capaz. ¡Esa mujer tenía que aprender una lección!
La acción de Felipe fue directa y obvia. Clara se sorprendió y alarmó ante la actitud de Felipe. Solo había pretendido enfurecerlo al afirmar que no era capaz, pero ahora parecía que él estaba decidido a hacerlo en serio.
Clara estaba furiosa. Había un acuerdo prenupcial entre ellos. ¡Este hombre la había cruzado!
— ¡Felipe, quítate! ¡No te atrevas a aprovecharte de mí, te haré lamentarlo! — le advirtió Clara.
Sin embargo, Felipe ignoró por completo la advertencia de Clara. Agarró su muñeca y la levantó por encima de su cabeza, inclinándose para besarla.
Clara rápidamente apartó la cabeza, y el beso aterrizó en su mejilla. Al siguiente momento, sintió sus dientes mordiendo su oreja. Clara