Salgo furiosa y decepcionada de la casa de mi mejor amiga. No quería dejarla allí con ese hombre tan cerca de ella, pero su madre no está dispuesta a ver lo que nosotros sí podemos.
―Cálmate, cariño, te dije que no ibas a conseguir nada ―me dice Rob al subir al taxi que se mantuvo esperando por nosotros―. Hasta que su madre no acepte que ese tipo es un farsante y la peor basura de este planeta, no vas a poder hacer nada contra él.
Bufo con pesar.
―Lo sé, Rob ―me acurruco entre sus brazos, pero no puedo rendirme o ese tipo le hará daño a Rachel.
Me besa en la frente.
―No te preocupes, cariño, ya encontraré la manera de detenerlo. Inclino mi cabeza hacia atrás y, mirándolo a los ojos, lo beso en los labios.
Sonrío, emocionada.
―Gracias, cariño, sé que vas a encontrar la manera de ayudar a mi amiga.
Pocos minutos después, llegamos a mi casa. Abro a puerta e ingresamos al interior.
―¿Qué te parece si preparo algunos bocadillos para la cena? Estoy famélico ―me rodea con sus brazos