Flashback
En vísperas del fin del infame contrato, Elizabeth le pidió a James que la llevara al despacho del abogado de la familia Walker. De camino, miró por la ventana con la mirada perdida, absorta en sus pensamientos. James notó discretamente algo diferente esta vez, pero no dijo nada.
Al llegar, Elizabeth salió del coche con su elegancia natural, pero sus pasos, aunque firmes, denotaban la determinación de una decisión.
Dentro del despacho, la saludó cortésmente el abogado de la familia, un hombre sobrio y experimentado, que se puso de pie al verla entrar.
«Señora Walker…», comenzó, pero ella lo interrumpió con un leve movimiento de cabeza.
«Solo Elizabeth hoy, por favor».
Él asintió, comprendiendo al instante.
Ella se sentó y, sin dudarlo, firmó los papeles del divorcio. Luego, extendió la mano para firmar también un poder notarial. El silencio fue tenso, pero no hostil. Al terminar, sacó un sobre blanco de su bolso y, con dedos temblorosos, extrajo una carta doblada, escrita a