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Una trampa bien elavorada

—Thomas Scott Soré—

El día anterior a la noticia que recibió Alma…

Estoy en mi pent-house, después de un arduo día de trabajo, dejo mi bastón al costado de la cama, me quito la chaqueta y la corbata que dejo ordenadamete a mi costado. Me Intento levantar y suspiro.Hoy ha sido un día duro y siento el dolor en cada parte de mi cuerpo, pero sigo adelante. Tomo mi bastón, me apoyo en él y por fin, me pongo de pie. Camino con cuidado y tranquilidad a la sala donde me sirvo un vaso de Whisky y pienso en Ella

En mi mente, vuelvo a repetir la misma historia que hace cuatro años…

—Thomas por favor…

—¡Alma, basta! Esto se acaba hoy y punto.

—Pe, per, pero ¿Por qué? Yo te amo, nos amamos, sé que todo estará bien y pronto volverás a …

—¡Ya, cállate! Esto que ves aquí es lo que soy, ya no hay cambios y, gracias a que se me ocurrió la estupidez de salvarte la vida es que ahora soy un ser inservible.

—Amor, no digas eso, por favor—mi enana llora desconsolada, pero debo hacerlo, ella debe brillar y yo sólo la estoy deteniendo.

—Suficiente Alma, no te quiero ver más, me harté de tu manera infantil y tonta de ver la vida, pues la mía no cambiará y no te quiero en ella. ¿Eres tonta o no entiendes? Lo nuestro fue un error y del que ahora estoy pagando con creces y lo siento, pero me di cuenta de que verdaderamente no te amo. —debo ser duro, sé que le estoy rompiendo el corazón y a la vez sé que el mío se seca lentamente, pero es lo mejor por ella y por mí.

Ella se levanta de la cama, limpia sus lágrimas y su mirada a cambiado, sé que es ella, pues levanta una media sonrisa que me delata que está actuando.

—Está bien, Thomas. No volveré a rogar por tu cariño, pero desde hoy te lo digo Thomas Scott Soré, bienvenido de vuelta “Hermano”. No esperes que sea condescendiente contigo ni mucho menos algo más que tu hermana, pues lo que acabas de hacer ha matado cualquier pequeño atisbo de cariño que pudiera sentir por ti. Eres un bruto, podrías haberme pedido tiempo en vez de lastimarme así, pero ¿sabes qué? Tienes razón, si no me amaste y fui un error te agradezco, como “hermano” que me sacaras de la duda. Gracias por hacerme ver la realidad…

Alma, se para frente a la ventana y mira hacia afuera, sé que está limpiando sus lágrimas, las que me matan lentamente. Luego se acerca a mí y besa mi frente, sus lágrimas caen por mi cara y siento que voy a flaquear, quiero abrazarla y decirle cosas bonitas, pero mi realidad es otra y no quiero atarla a ella.

—Adiós, hermano…

Siento unas manos que me abrazan por la espalda y me traen de vuelta a la realidad que es ahora mi vida…

—Llegaste temprano, ¿Por qué no me avisaste? — Natalie Remington, es una colega que llegó a Scott y asociados cuando apenas comenzaba mi carrera, ella era todo lo que en algún momento quiso papá de mí, estudió en Harvard y se graduó con honores, «que hasta el día de hoy no veo reflejados», pero traía las referencias de su familia, una estirpe de abogados de Chicago.

En fin, mamá la tomó como su aprendiz y así terminó conquistando a toda mi familia, excepto a mí.

No negaré que es buena en la cama y ha satisfecho mis necesidades biológicas, pero no es mi Alma y ella lo sabe. Nunca le he mentido sobre lo que siento por Ella. Y espero que jamás se meta en esa parte de mi vida. Le he tomado cariño, no lo niego, pero amor, eso jamás.

—¿Es necesario hacerlo? Que yo sepa no tengo que rendirle cuentas a nadie y menos a ti.

—Thomas, ¿por qué eres tan cruel conmigo, si sabes cuánto te amo?

—¿A mí o a mi billetera? — Natalie hace un mohín pensando que con eso voy a ceder a sus caprichos de niña tonta. La verdad, repito, aún no sé cómo sacó el título de abogado. En fin, aquí la tengo pegada como lapa a mi espalda, pues ni me he movido de dónde estoy viendo la ciudad. Esta ciudad que me recuerda a Ella y a lo que le hice, por su bien y por mi propia vergüenza. Tomo el último sorbo de mi bebida y suspiro.

—Tontito — cuando escucho esa palabra, vuelve a mí la imagen de esa enana diciéndome Baboso, así que me suelto de mala gana y volteo para enfrentarla.

—Jamás me vuelvas a llamar así.

—Perdón, cariño. Sabes que lo digo porque te quiero y quiero que lo nuestro funcione; a propósito, ya fueron enviadas las invitaciones a todo el mundo.

Maldita sea, las cosas se salieron de control. Hace un mes Natalie me pidió que formalizáramos nuestra relación y debo haber estado muy drogado para aceptar, que en menos que canta un gallo ya había informado a mi madre y a sus padres que nos comprometeríamos, pero lo hecho, hecho estaba y ya no daría vuelta atrás. Ella jamás me va a perdonar, por lo que he decido dejar de atormentarme y hacer algo con la vida de excesos que he tenido en estos cuatro años. La mejor forma, este bendito compromiso, una cruz que llevaré por el resto de mi vida por hacerle tanto daño.

Ella, es feliz con su vida en los Ángeles y por lo que he visto en los portales de noticias ya me superó, así que seguiré como lo que soy, su Fan número uno.

«En nuestro futuro ya no hay un nosotros y con eso me mentalizo para seguir adelante.»

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