—ASS—
Cierro la puerta de esa habitación y suelto todo el llanto contenido en mis ojos, lloro y me lamento, lloro por él, porque sé que está mal y no puedo hacer nada por ayudarlo, ¿por qué? Pues porque si me inmiscuyo me destruiría a mi misma. Aprieto con mis puños el sobre que me ha entregado y pienso en todo lo que me ha dicho...
—Fatina…
—¿Cuándo me lo ibas a decir, Valente?
Su cara no demuestra sorpresa, más bien temor, pero temor a qué ¿a ser descubierto?
—Perdóname, yo…
—No quiero hablarlo ahora, ya habrá tiempo, necesitamos sacar a Thomas de ese compromiso, él me dijo que lo iba a disolver, pero eso nadie lo asegura.— digo limpiando mis mocos y las lágrimas que caen a raudales, no era el momento de hablar de nosotros, era hora de actuar y no huiría , le daría frente con todo, por lo menos eso sí podía hacerlo.
—Está bien, si quieres que me vaya…
—¡No! Ven ayúdame a ponerme de pie, eres el único verdadero amigo que he tenido ¿no?
—Lo soy, siempre lo seré…— tomó mi mano