Velkan termina llegando a la sala de reuniones encontrándose con los últimos ancianos que aún quedaban vivos.

—Velkan ¿a qué se debe este llamado? Bien sabes que no podemos abandonar nuestros castillos por un viaje tan largo—le dice uno de ellos.

—Es cierto, en mis tierras han aparecido muchas de esas bestias atacando a mi gente como si nada.

Los demás ancianos asienten, Velkan observa a Vlad a los lejos y este solo mantenía una leve sonrisa en sus labios. Era el peor de todos los ancianos, el vampiro ingresa en la sala para tomar asiento.

—Entiendo sus preocupaciones, yo estoy igual que ustedes, estas bestias cada vez se incrementan más y no entiendo por qué.

—Por supuesto que lo sabes, esa maldita mujer bestia que anda suelta haciendo de la suya, no sabemos con qué propósito está creando este absurdo ejército de bestias que no pueden ser domados.

—Es cierto, ella es la causante de todo esto. No podemos hacernos los ciegos antes este problema.

—Mi palacio fue atacado hace varios días