Monique le indicó a Shana que detuviera el auto frente al edificio donde se encontraba la oficina de su esposo. Le había pedido a Shana que la dejara allí porque no podía esperar más para compartir la emocionante noticia que acababa de recibir. Quería contárselo antes de informar a sus padres. Además, sabía que ellos también estarían encantados de enterarse de que estaba embarazada. Estaban ansiosos por la llegada de una pequeña versión de ella y de Joshua.

Cuando su amiga se giró hacia ella, Monique le mostró su gratitud con una mirada sincera. —Gracias, Shana —dijo al encontrarse sus miradas—. Te compensaré otro día —añadió, queriendo invitar a su amiga a comer para agradecerle por acompañarla al ginecólogo.

Shana le sonrió cálidamente. —De nada, Monique. Solo llámame si necesitas mi ayuda —respondió con una sonrisa.

Monique asintió, devolviendo la sonrisa. Luego se desabrochó el cinturón y salió del auto. Antes de cerrar la puerta del pasajero, se inclinó un poco para mirar a Shana