Monique se despertó a la mañana siguiente y notó que su esposo ya no estaba a su lado. Miró el reloj despertador en la mesita y vio que eran casi las seis de la mañana.
Permaneció unos minutos más en la cama antes de levantarse. Tenía que preparar el desayuno para ambos, ya que los dos trabajaban.
Tomó la liga del cabello que estaba sobre la mesita y se recogió el pelo largo en un moño despeinado. Luego fue al baño para enjuagarse la boca y lavarse la cara. Cuando terminó, salió y se dispuso a buscar a su esposo.
Escuchó ruidos procedentes de la cocina, lo que le indicó que él estaba allí. Al acercarse, vio a su perro, Cocoa, junto a Lucky, que ya estaban comiendo. Al parecer, su marido les estaba dando de comer.
Siguió avanzando hacia la cocina y escuchó más movimientos. Efectivamente, él estaba allí cocinando. Tenía la espalda hacia ella, por lo que no se dio cuenta de su presencia de inmediato.
Monique se quedó un momento observándolo mientras cocinaba concentrado. Llevaba un pijam