Aparté esos recuerdos indeseados de mi mente y me vestí, eligiendo un vestido sencillo antes de bajar y encontrar a Margarita ya preparando la cena.
Últimamente, ya no ponía dos cubiertos y siempre esperaba a ver quién llegaba.
—Gracias, Mah —dije cuando dejó el plato delante de mí.
—¿Puedo pedirle un favor, señora? —La miré y asentí. Magdalena parecía nerviosa mientras continuaba—. Mi sobrino, Eric, vino a Centrópolis buscando trabajo, pero hasta ahora no ha encontrado nada. Sé que puede ser mucho pedir, pero como el jardinero se jubiló, había pensado en que él ocupara el puesto hasta que encuentren a alguien más cualificado.