Capítulo 040 - Diogo

Pasaban de las siete de la tarde cuando salí de casa. El cielo empezaba a oscurecer, teñido de tonos anaranjados que lo dejaban todo bastante melancólico. Conduje por las calles de la ciudad con un nudo en el pecho. Cada kilómetro recorrido me acercaba más a ella y, al mismo tiempo, aumentaba mi miedo. No sabía con qué me encontraría, Alice podía mandarme a paseo, podía odiarme. Y, sinceramente, tenía todo el derecho.

Tampoco sabía si estaría con ese tío, pero tenía que intentarlo. Iba a ahogarme si lo dejaba correr y no luchaba por ella.

El barrio era apartado, sencillo, con casas antiguas y aceras estrechas. Aparqué en la esquina de su calle, a pocos metros de su casa, y antes incluso de apagar el coche, noté un movimiento raro cerca de la verja de su casa.

Gente parada, cuchicheando, mirando como si fuera un culebrón. Arrugué el ceño y salí del coche.

Fue entonces cuando vi a Alice. De pie, tensa, con los puños apretados a los lados del cuerpo y delante de ella, una señora bajita,
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